martes, 30 de agosto de 2022

Senetud

 

En el ocaso de un aliento

impostando la voz.

Pavoneándome de un privilegio

inexistente en mí ser

 ante ese ser de luz.

 

Moviendo mi pluma

como un ágrafo cualquiera,

intentando castrar los panales

 de este cajón desastre.

 

No quise escuchar.

Agoreros que gritaban:

 Se apagará tu luna,

olvidarás las estrellas.

Con ellas tus palabras

 quedarán mudas.

 

Tu alma…

 se arrastrará entre tinieblas.

Tus versos…

Ya nunca serán cantados.

 

Llegó la hora de que otros canten,

olvidando mis miserias.




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