viernes, 12 de agosto de 2022

El Regreso Cap. 13

 

 


 

Alejandro.-  Vosotros dos, os vais a ir al despacho, que se presente allí el asesor fiscal y haga todo el papeleó para que Bertha quede contratada hoy y en las condiciones máximas.

          Cristina tiene que tener toda la documentación en orden antes del medio día  (no vaya a empeorar)  y esta tarde al hospital.         Bertha se queda aquí con ella y yo voy a dar una vuelta, que falta me hace.      Si hay algún problema me llamas y verás cómo se soluciona.

       

    Mientras Rubén supervisaba todo el papeleo para la documentación de Cristina, Milagros con los asesores redactaban el contrato de trabajo de Bertha.

           Cristina estaba tranquila y Bertha no se movía de su lado siguiendo las órdenes de la doctora y mojándole con agua fría de vez en cuando los labios.

--Cristina despertó--

Bertha.- pero que ha pasado

Cristina.- yo no quería

Bertha.- quién te ha pegado

Cristina.- sabes que no puedo, me matará

Bertha.- confía en mí

Cristina.- Walter, ha sido Walter

                          --Bertha llamó por teléfono a Rubén—

Bertha.- señor Rubén ¿está solo?

Rubén.- sí. ¿Está bien Cristina?

Bertha.- sí, ha sido Walter

 

                      ---Rubén salió del despacho---

Rubén.- si Milagros preguntase por mí o por un casual viniese don Alejandro.    Vengo en un momento

Claudia.- pero no tarde, están llegando papeles a los que tiene que dar el visto bueno y reenviarlos

Rubén.- de eso te encargas tú

Claudia.- ¿y su firma?

Rubén.-  venga, que no es la primera vez, no te hagas la tonta

                         

      Llegó a la casa de Walter y la puerta estaba abierta.       Entro dentro pistola en mano. 

       En cuanto que lo vio uno de sus gorilas que estaba sentado en el sofá, se levanto con las manos en alto.

Rubén.- ¿donde está Walter?

Gorila.- no lo sé

Rubén.- pues lo vas a saber o tú vas a pagar por él

Gorila.- señor Rubén, no sé donde se lo ha llevado

Rubén.- Quién 

Gorila.- por favor, guarde el arma y le explico, que llevo una mañana

Rubén.- rápido y clarito, que tengo muchas cosas que hacer

Gorila.- llegamos a casa como todos los días, al entrar nos encontramos de frente a la señora del casco, puso el cañón de su pistola en la frente de Walter y dijo que quería nombres.  Walter le dijo que había sido Pancho.

   Entonces Pancho se arrodillo en el suelo y dijo que él solo conducía, que él solo ayudó a sacarla del coche y dejarla en el descampado.  La señora me mandó atarles las muñecas con varias bridas y se los llevó, pero no sé donde

Rubén.- ¿Fue solo Walter o fueron los dos?

Gorila.- fue solo Walter, en la furgoneta insistió en que Pancho y yo fuéramos delante tenía algo pendiente con una de ellas, después como le dije a don Alejandro, me mandó parar, la pasaron a otro coche que estaba en una esquina aparcado y se fueron.

Rubén.- ¿has visto a don Alejandro?

Gorila.- sí, llegó igual que usted apuntando a todos lados unos minutos después de irse la señora con ellos y me dijo que si me movía de aquí era hombre muerto

Rubén.- cierra la puerta y ni una palabra a nadie, si no soy yo o don Alejandro, no abras a nadie, ni respires y en caso que intenten forzar la entrada, directamente dispara.

--- Rubén volvió al despacho--

Rubén.- Claudia, ¿qué tal va todo?

Claudia.- bien, todo en marcha, la doctora Méndez ya acabo con lo suyo y está arriba en el despacho de don Alejandro.

          ----Rubén caminaba hacía el ascensor---

Claudia.- Señor Rubén. Hace un rato me ha parecido ver llegar también a la señora

Rubén.- gracias Claudia (y siguió camino al ascensor).

     -qué raro también estaba entreabierta la puerta del despacho de don Alejandro--

Rubén.- ¿se puede pasar? -Asomando la cabeza por la abertura de la puerta-

Milagros.- ¡TÚ QUÉ! Se puede saber dónde estabas

Rubén.- en el mismo sitio donde fueron estos dos, pero yo llegué más tarde

Alejandro.- te ordené que dejases las cosas tranquilas

Rubén.- No podía dejarlo

Milagros.- el contrato de Bertha ya está arreglado

Alejandro.- a Cristina ya se le puede llevar al hospital, es ciudadana española, ahora la atenderán correctamente y sin preguntas; entrará como accidente de tráfico, conductor a la fuga

Rubén.- quiero ver a Walter

          --Bajo el casco se oyó la voz de la señora:

Señora.- Walter, no sé, me da que te va a ser imposible hablar con él, tras atropellar a esa pobre Muchacha, su coche en la huida rompió la barandilla del puente y cayó al río.

         Viene profundo y con mucha corriente por lo que tardaran un tiempo en sacarlo, pero tranquilo, que no escapa, tiene bien amarrado el cinturón de seguridad.

 

Rubén.- perdona Milagros, que te hayas visto implicada en cosas tan turbias

Milagros.- le hemos salvado la vida a Cristina

Alejandro.- con quién hablas Rubén

Rubén.- Pues…

Alejandro.- a la doctora Méndez no la hemos visto desde que salió de la cena el sábado y mi chofer la dejó en su casa

Rubén.- y qué ha pasado con pancho ¿va de copiloto?

Señora.- preguntas demasiado

Alejandro.- ¿Quieres saberlo?    ¿Tú de verdad quieres saberlo?

Rubén.- y por qué no

Alejandro.- cuéntaselo tú, que sabes todos los detalles

–Mirando a la señora—

Señora.- con Pancho ha pasado…    Exactamente lo que ocurrió con Alex.   Necesitas que te dé más detalles

Alejandro.- cada uno a su casa. Cristina ya va de camino al hospital junto con Bertha que fue quien la encontró tirada en el asfalto y por hoy nos tomaremos la tarde de descanso.

             La señora se metió en el ascensor y se despidió saludando con la mano mientras las puertas  cerraban.

Milagros.- pero esa señora ¿Quién es?

Alejandro.- no es bueno saber demasiado

Milagros.- -suspiró- Alejandro, cuanto tienes guardado y que mal te está haciendo, recuerda que soy psiquiatra, cuando quieras puedes hablar conmigo, te ayudará

Rubén.- don Alejandro tiene mucho a sus espaldas

Milagros.- yo no hablo solo de don Alejandro, él y yo nos entendemos

Alejandro.- gracias, lo tendré en cuenta

Rubén.- he dejado a uno encerrado en la casa de Walter, voy a decirle que ya puede salir, su familia seguro que lo estará esperando

Milagros.- yo me quedo aquí un rato con Alejandro si no le parece mal.     Me apetece un ron-cola bien cargado, sentada y sin pensar en nada

Alejandro.- pues siéntate en mi sillón es el más cómodo y te lo preparo

Milagros.- prepare dos, le vendrá bien uno mientras mira por la ventana.

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En unos días las aguas parecían haber vuelto a la calma.  

       Bertha pasaba las noches con Cristina en el hospital, que ya estaba bastante recuperada.      La doctora todos los días bajaba a la cuarta planta, para ver a María, que estaba preciosa, por fin ya había conocido a ese chico, pero  todavía tendría que pasar tiempo hasta que se decidiese a dar el primer paso, Milagros le aconsejaba paciencia, había toda una vida por delante.

 

 


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