Alejandro.- Vosotros dos, os vais a ir al despacho, que
se presente allí el asesor fiscal y haga todo el papeleó para que Bertha quede
contratada hoy y en las condiciones máximas.
Cristina tiene que
tener toda la documentación en orden antes del medio día (no vaya a empeorar) y esta tarde al hospital. Bertha se queda aquí con ella y yo voy a dar
una vuelta, que falta me hace. Si hay algún problema me llamas y verás cómo
se soluciona.
Mientras Rubén supervisaba todo
el papeleo para la documentación de Cristina, Milagros con los asesores
redactaban el contrato de trabajo de Bertha.
Cristina
estaba tranquila y Bertha no se movía de su lado siguiendo las órdenes de la
doctora y mojándole con agua fría de vez en cuando los labios.
--Cristina despertó--
Bertha.- pero que ha pasado
Cristina.- yo no quería
Bertha.- quién te ha pegado
Cristina.- sabes que no puedo, me
matará
Bertha.- confía en mí
Cristina.- Walter, ha sido Walter
--Bertha
llamó por teléfono a Rubén—
Bertha.- señor Rubén ¿está solo?
Rubén.- sí. ¿Está bien Cristina?
Bertha.- sí, ha sido Walter
---Rubén
salió del despacho---
Rubén.- si Milagros preguntase
por mí o por un casual viniese don Alejandro. Vengo en un momento
Claudia.- pero no tarde, están
llegando papeles a los que tiene que dar el visto bueno y reenviarlos
Rubén.- de eso te encargas tú
Claudia.- ¿y su firma?
Rubén.- venga, que no es la primera vez, no te hagas
la tonta
Llegó a la casa de Walter y la puerta estaba
abierta. Entro dentro pistola en mano.
En
cuanto que lo vio uno de sus gorilas que estaba sentado en el sofá, se levanto
con las manos en alto.
Rubén.- ¿donde está Walter?
Gorila.- no lo sé
Rubén.- pues lo vas a saber o tú
vas a pagar por él
Gorila.- señor Rubén, no sé donde
se lo ha llevado
Rubén.- Quién
Gorila.- por favor, guarde el arma
y le explico, que llevo una mañana
Rubén.- rápido y clarito, que
tengo muchas cosas que hacer
Gorila.- llegamos a casa como
todos los días, al entrar nos encontramos de frente a la señora del casco, puso
el cañón de su pistola en la frente de Walter y dijo que quería nombres. Walter le dijo que había sido Pancho.
Entonces Pancho se arrodillo
en el suelo y dijo que él solo conducía, que él solo ayudó a sacarla del coche
y dejarla en el descampado. La señora me
mandó atarles las muñecas con varias bridas y se los llevó, pero no sé donde
Rubén.- ¿Fue solo Walter o fueron
los dos?
Gorila.- fue solo Walter, en la
furgoneta insistió en que Pancho y yo fuéramos delante tenía algo pendiente con
una de ellas, después como le dije a don Alejandro, me mandó parar, la pasaron
a otro coche que estaba en una esquina aparcado y se fueron.
Rubén.- ¿has visto a don
Alejandro?
Gorila.- sí, llegó igual que usted
apuntando a todos lados unos minutos después de irse la señora con ellos y me
dijo que si me movía de aquí era hombre muerto
Rubén.- cierra la puerta y ni una
palabra a nadie, si no soy yo o don Alejandro, no abras a nadie, ni respires y
en caso que intenten forzar la entrada, directamente dispara.
--- Rubén volvió al despacho--
Rubén.- Claudia, ¿qué tal va
todo?
Claudia.- bien, todo en marcha, la
doctora Méndez ya acabo con lo suyo y está arriba en el despacho de don
Alejandro.
----Rubén caminaba
hacía el ascensor---
Claudia.- Señor Rubén. Hace un rato
me ha parecido ver llegar también a la señora
Rubén.- gracias Claudia (y siguió
camino al ascensor).
-qué raro también estaba
entreabierta la puerta del despacho de don Alejandro--
Rubén.- ¿se puede pasar? -Asomando
la cabeza por la abertura de la puerta-
Milagros.- ¡TÚ QUÉ! Se puede saber
dónde estabas
Rubén.- en el mismo sitio donde
fueron estos dos, pero yo llegué más tarde
Alejandro.- te ordené que dejases las
cosas tranquilas
Rubén.- No podía dejarlo
Milagros.- el contrato de Bertha ya
está arreglado
Alejandro.- a Cristina ya se le puede
llevar al hospital, es ciudadana española, ahora la atenderán correctamente y
sin preguntas; entrará como accidente de tráfico, conductor a la fuga
Rubén.- quiero ver a Walter
--Bajo el casco se oyó
la voz de la señora:
Señora.- Walter, no sé, me da que
te va a ser imposible hablar con él, tras atropellar a esa pobre Muchacha, su
coche en la huida rompió la barandilla del puente y cayó al río.
Viene profundo y con mucha corriente por lo
que tardaran un tiempo en sacarlo, pero tranquilo, que no escapa, tiene bien
amarrado el cinturón de seguridad.
Rubén.- perdona Milagros, que te
hayas visto implicada en cosas tan turbias
Milagros.- le hemos salvado la vida
a Cristina
Alejandro.- con quién hablas Rubén
Rubén.- Pues…
Alejandro.- a la doctora Méndez no la
hemos visto desde que salió de la cena el sábado y mi chofer la dejó en su casa
Rubén.- y qué ha pasado con
pancho ¿va de copiloto?
Señora.- preguntas demasiado
Alejandro.- ¿Quieres saberlo? ¿Tú de
verdad quieres saberlo?
Rubén.- y por qué no
Alejandro.- cuéntaselo tú, que sabes
todos los detalles
–Mirando a la señora—
Señora.- con Pancho ha pasado… Exactamente
lo que ocurrió con Alex. Necesitas que
te dé más detalles
Alejandro.- cada uno a su casa.
Cristina ya va de camino al hospital junto con Bertha que fue quien la encontró
tirada en el asfalto y por hoy nos tomaremos la tarde de descanso.
La señora se metió en el ascensor y se despidió
saludando con la mano mientras las puertas cerraban.
Milagros.- pero esa señora ¿Quién
es?
Alejandro.- no es bueno saber
demasiado
Milagros.- -suspiró- Alejandro,
cuanto tienes guardado y que mal te está haciendo, recuerda que soy psiquiatra,
cuando quieras puedes hablar conmigo, te ayudará
Rubén.- don Alejandro tiene mucho
a sus espaldas
Milagros.- yo no hablo solo de don
Alejandro, él y yo nos entendemos
Alejandro.- gracias, lo tendré en
cuenta
Rubén.- he dejado a uno encerrado
en la casa de Walter, voy a decirle que ya puede salir, su familia seguro que
lo estará esperando
Milagros.- yo me quedo aquí un rato
con Alejandro si no le parece mal. Me
apetece un ron-cola bien cargado, sentada y sin pensar en nada
Alejandro.- pues siéntate en mi
sillón es el más cómodo y te lo preparo
Milagros.- prepare dos, le vendrá
bien uno mientras mira por la ventana.
- - - - - - - - - - - - - - - - -- -
En unos días las aguas parecían haber vuelto a la calma.
Bertha pasaba las noches
con Cristina en el hospital, que ya estaba bastante recuperada. La
doctora todos los días bajaba a la cuarta planta, para ver a María, que estaba
preciosa, por fin ya había conocido a ese chico, pero todavía tendría que pasar tiempo hasta que se
decidiese a dar el primer paso, Milagros le aconsejaba paciencia, había toda
una vida por delante.
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