Las naves una a una se fueron cerrando, don
Alejandro adquirió pisos cercanos a los locales y en ellos vivían las chicas
sin amontonar, cada una tenía su habitación adaptada con su cuarto de baño y entre
ellas compartían salón de estar y cocina.
Estaba estrictamente
prohibida la entrada a ningún tipo de cliente.
Seguían ejerciendo
como camareras y muchas de ellas prestando sus servicios en el reservado, pero
ya no era obligatorio.
Tenían un pequeño sueldo, era el porcentaje resultante de las consumiciones
y servicios dentro de su horario convenido, fuera de él podían considerarse
“libres”.
Poco a poco, “un par de ellas por semana”
veían regularizada su situación legal, aunque todo, fuera una quimera que
disfrazaba la realidad, mucho habría que
esperar para llegar a la situación de Cristina o Bertha, dos afortunadas dentro
de esa maraña del contrabando de personas.
Milagros, muchos días
cuando salía del hospital (y ya que le quedaba de paso) pasaba por casa de
María para hacer un seguimiento de su niña.
Estaba preciosa. Había retomado los estudios con buenas notas,
los padres estaban orgullosos de ella y del novio que se había echado. Parecía muy buen chaval y gracias a la
larga terapia, ahora hablaban y se contaban las cosas. Eran una familia, no tres extraños viviendo
bajo el mismo techo.
Rubén seguía a lo suyo,
papeles y más papeles y su cita ineludible a las tres de la tarde en el
despacho de don Alejandro, solo él podía hacerle el capuchino con que deleitarse
después de la comida; al que algunos días se apuntaba también la
subinspectora, que por fin se decidió a quitarse el casco en su presencia (eso
sí, solo ante ellos dos, ni siquiera delante de Milagros).
Claudia, ay Claudia, de
nuevo estaba embarazada, otra vez gemelos. Empeñada en que los padrinos serían
Rubén y Milagros, aunque don Alejandro se sintiese un poco celosillo. Algunas tardes seguían cerrando las puertas
antes de tiempo y compartiendo café y charla en el despacho de Rubén.
-- Era
martes, un día cualquiera, uno como tantos otros, aunque este sería distinto--
En el despacho pasaban la tarde Milagros y Rubén, esperando se hiciese la
hora para ir a cenar.
Bertha había hecho una cena
especial y Don Alejandro era el invitado estrella. Conocería
por primera vez la casa de Milagros y sería agasajado con las exquisiteces de
la cocina uruguaya.
En el ático don
Alejandro miraba por la ventana. Esa cena era una oportunidad única para un
invitado más pero… Tendría que pasar
aún algún tiempo para sentarse los cuatro a cenar en la misma mesa. Tal vez la próxima vez en aquel caserón
lleno de recuerdos.
---alguien llamó a la puerta para romper sus sueños—
Roberto.- ¿Se puede?
Alejandro.- adelante, qué querías
Roberto.- vengo a darle una mala
noticia
Alejandro.- pues si es mala, puede
esperar a mañana
Roberto.- no, no puede esperar. Me
ha costado muchas, demasiadas indagaciones y hablar con mucha gente.
El que nos traicionó en
la última entrega, el soplón fue Rubén, ese que usted tiene como mano derecha.
Alejandro.- no te confundas, no es mi
mano derecha, hoy por hoy, es como si fuera yo
Roberto.- sí, igual que la señora
del casco y la doctora
Alejandro.- sal de aquí
inmediatamente y encárgate de lo que te tienes que encargar, sabes que el local
mientras esté abierto, aunque estén reponiendo o limpiando, el encargado tiene
que estar allí. Mañana si quieres,
vienes por la mañana y nos reunimos los cuatro ¡o los cinco! tú eliges. Pero ojo, no juegues con la suerte.
-- En recepción Claudia, vio
salir del ascensor a Roberto mal humorado--.
Se dirigía directo al despacho,
donde estaban Milagros y Rubén charlando sin prisas mirando por la ventana y
viendo la gente pasear por la acera.
Claudia descolgó el teléfono para avisar. Según
este empezaba a sonar en el despacho, alguien irrumpió sin llamar a la puerta.
Roberto.- por fin lo lograste, que
callado lo tenías, pero ese puesto nunca será tuyo
Varios disparos sonaron uno tras otro. Milagros
sin pensarlo se interpuso en la trayectoria de las balas, los dos cayeron juntos
al suelo.
Un gran chaco de sangre empapó la alfombra.
A la puerta llegó la señora del
casco; demasiado tarde.
Otros
disparos retumbaron en el edificio.
Al poco tiempo llegaba don Alejandro:
Virginia.- No he llegado a tiempo padre, mi hermano
está muy grave junto a la doctora que ya ha muerto por salvarle la vida. Pero ya me encargue yo del asesino.
Don
Alejandro se arrodillo sobre el charco de sangre para sujetar con sus manos la
cabeza a Rubén.
Alejandro.- perdona hijo, nunca tuve el valor necesario
Rubén.- Tranquilo, tienes una
hija muy valiente, es una gran subinspectora
Alejandro.- ¿me podrás perdonar?
Rubén.- llevas perdonado mucho
tiempo, pero te tengo que pedir unos favores
Alejandro.- dime hijo
Rubén.- a Milagros enterradla,
con la esmeralda de mi madre y me gustaría darle un beso a mi hermana
Alejandro.- acércate y dale un beso a
tu hermano
--Virginia se arrodilló
a su lado, por primera vez se quitó el casco en público para besar a su
hermano—
Rubén.- que guapa eres -- y cerró los ojos ---
-- Ella se despidió de su
hermano con un beso en la frente y allí quedaron muertos y vivos, todos quietos
durante largo tiempo –
Un ser siniestro se acercó
a Roberto y untó su frente con sus ennegrecidos dedos.
Alhaba cogió a Milagros en sus brazos y la
subió junto a los maestros. Allí se
quitó las alas y las puso en la espalda de ella. De nuevo al fin, el claustro celestial volvió a iluminarse con aquella delicada luz
verde.
Era la primera luna llena de
primavera, la puerta del reino de la luz se abría y de la mano de ALYNNKA, el nuevo ángel,
Alhaba era conducido hasta ella para reunirse con su destino. Allí tras la puerta lo esperaban: Kawamo, Vicenta
y Cosme, para darle la bienvenida.
FIN
Este ha sido el segundo relato de una
trilogía.
En breve empezaré a subir el relato 03
Título para el Blog: El Ocaso.
MUCHAS GRACIAS a TOD@S,
por su ATENCIÓN y FIDELIDAD.
Carlos Torrijos Pareja (C.a.r.l.
España) ©®2022.
Vaya. No me esperaba este desenlace tan pronto., y de esta manera. Pero la misión encomendada la cumplió con creces ... me emocionó este final .. aunque pareciera que siempre pierden " los buenos" ... para que se produzcan cambios significativos..
ResponderEliminarHay que dar paso a nuevas genereciones.
EliminarLa explotación sexual , asi como la trata de personas son temas muy dificiles de abordar ...pero es realmente una realidad acuciante en la sociedad actual , donde muchas veces las perdonas son objeto de engaño por su propia necesidad de subsistencia .
ResponderEliminarOK. una triste realidad.
EliminarFelicitaciones mi caro amigo !!! Abrazo de luz
ResponderEliminarDentro de nada la tercera parte.
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