sábado, 6 de agosto de 2022

El Regreso Cap. 11

 


 

     Se fueron a ver a María. Una gran sorpresa el verlos allí a los dos juntos.

                Bertha, prefirió quedarse en casa colocando la ropa en el armario,  no sin antes probársela una y otra vez, paseando delante del espejo colgado en la pared.

María.- hombre, la parejita feliz

Milagros.- oye mocosa, un respeto

Rubén.- cómo estás hoy

Milagros.- ¿has comido todo?

María.- pregunte, pregunte, y repetido postre

Rubén.- golosa

Milagros.- así me gusta

María.- mira Rubén cógeme los muslos

  ---a milagros se le pusieron ojos como platos al tiempo que ellos comenzaron a reír---

María.- es que dice que tengo las piernas como las de un canario

Milagros.- pues por una vez, le tengo que dar la razón.

Pero eso de cogerle los muslos…

Rubén.- pero por favor si es una niña

María.- que la doctora se nos pone celosa

Milagros.- te falta a ti mucho, para estar yo celosa

Rubén.- anda tonta no te enfades

       ¿A quién quiero yo más?

María.- mira que cara, si se nos pone colorada

Milagros.- vale de bobadas que me vais a enfadar

María.- por cierto, cuando me va a dar el alta

Milagros.- ¿quieres que te sea sincera?     Cuando peses cien kilos

Rubén.- hala exagerada

María.- de verdad en serio, ya estoy harta,  por lo menos a otra planta que pueda pasear aunque solo sea por el pasillo y haya menos voces por las noches

Milagros.- te voy a decir la verdad. Tengo a tus padres en terapia y hasta que no los vea preparados para aceptar la situación, no te voy a permitir volver a casa

María.- pues ingrésalos a ellos, que culpa tengo yo

Rubén.- María, alguna tienes

María.- bueno perdón

Milagros.- pero mira, sí, te voy a cambiar de planta, pero solo si me prometes que no vas a ir para tras

María.- os lo prometo a los dos, os doy mi palabra

Rubén.- siéntate y dame las manos que quiero verlo yo, que no me fío

María.- ¿no te fías de mí?

Rubén.- ¡no!

María.- Pero si me viste con mi novio

Milagros.- ¿con qué novio?

María.- lo que te conté que me había enseñado Rubén

Milagros.- a veces me olvido que sois dos locos de atar, pero siéntate y dale las manos, aunque no sé de quién de los dos me fío menos

              María se sentó y tras cerrar los ojos Rubén hizo un gesto a Milagros. 

  Los dos cogieron las manos de María al mismo tiempo.  Los tres pudieron ver como en cada comida no dejaba nada en los platos y antes de abrir los ojos, María dio un suspiro.                  Ese chico que andaba por el pasillo arrastrando el carrito del suero, recién operado, con su rostro aún lleno de dolor, al que ella se acercaba para ayudarle, era él.

--- Abrió los ojos mostrando lágrimas de felicidad ---

María.- ¿lo has visto Rubén?

Milagros.- ¿a quién?

María.- era él, verdad

Rubén.- yo creo que sí

María.- doctora, me tiene que cambiar de planta ya

Milagros.- pero, de quien habláis

Rubén.- ¿se lo cantamos? Cuéntaselo tú

María.- van a operar a un chico.           En esa planta lo conoceré y dentro de dos años,  yo pesaré cincuenta y cinco kilos y el será mi novio.  Y sí, pasearemos justos al lado del río de la mano y para eso tengo que salir de esta planta y ponerme bien

Milagros.- mi niña.  Cómo no.    Me voy hacer la ronda que mañana no vengo por la mañana, pero luego antes de irme, dejo firmada la orden de que te cambien de planta.        Pero…  ¿a qué planta tienes que ir?

Rubén.-  vete a hacer la ronda y nosotros lo averiguamos

Milagros.- pero como se me ocurriría a mi estudiar esto, psiquiatría ya ves tú, si hay algunos que no tenéis cura

                  La doctora Méndez, se acercó al control a por los historiales y junto con la enfermera fueron visitando paciente por paciente.

Milagros.- parece que están tranquilos

Enfermera.- pase por aquí a partir de las diez, esto a esa hora parece que están de verbena

Milagros.- lo siento, pero no quiero subirles de más la medicación, hay que curarlos no convertirlos en unos vegetales

Enfermera.- llevo desde que hice las prácticas aquí en la planta, hace ya muchos años, mire me queda uno para jubilarme, ya ve,  y usted es la mejor doctora que ha pasado por aquí, no tiene que dar explicaciones.

     Por cierto ese señor que ha venido con usted, viene algunas tardes a ver a María, vaya cambio a la hora de comer, ese hombre tiene algo especial y usted mucha suerte de tenerlo a su lado.    Ya era hora que viviese un poco la vida

Milagros.- yo siempre he vivido la vida

Enfermera.- sí, doblando turnos y haciendo las guardias de urgencias por no ir a casa, que se cree, que aquí nos chupamos el dedo. Si desde que la conozco nunca se ha cogido un día libre ni vacaciones excepto esos días cada dos años;      por eso ayer a la mañana me extraño no verla

Milagros.- pues mañana tampoco me vas a ver, por eso estoy haciendo la ronda a estas horas

       ---En el pasillo retumbo un grito que asustó a todos los pacientes de la planta---

Enfermera.-   ¡BIEN! ¡COÑO! ¡BIEN!

Milagros.- calla, que estamos en un hospital

Enfermera.- Qué coño, ¡BIEN! a esta planta le hace falta un poco de alegría y esta noche pongo en el control la radio a todo volumen

Milagros.- si los revolucionas, te los vas a comer tú

Enfermera.- ¿me deja probar?

Milagros.- mira que me los conozco.    ¿Qué turno tienes pasado mañana?

Enfermera.- de tardes

Milagros.- pues pasado mañana por la tarde la armamos

Enfermera.- por si acaso traiga refuerzos

Milagros.- vale traeré también al apuesto caballero

--- el pasillo se llenó de carcajadas—

          -- Milagros volvió a la habitación y allí estaban los dos esperando--

 Rubén.- que gritos son esos por los pasillos

Milagros.- nada, la enfermera.  Sabéis ya la planta

María.- sí es la cuarta, justo aquí debajo, esta es la dos mil quinientos diez y de la habitación de donde salió el chico es la dos mil cuatrocientos ocho

Milagros.- claro y tú pretendes que te ponga justo en la habitación de al lado

María.- no mejor en la de enfrente

Rubén.-  María, puede ser que aún, no esté ni siquiera  ingresado

María.- no me importa esperar

Milagros.- pues voy a rellenar los papales a ver qué hay libre, también te digo, en la cuarta las habitaciones son dobles.    O sea que pórtate bien con quien te toque o vuelves para arriba echando leches

María.- que no, por una vez confíe en mí

   --Rubén se acercó a milagros y la cogió los mofletes--

Rubén.- pero que rica es esta doctora

Milagros.- ¡hostia! Que haces daño

María.- doctora Méndez; esa boquita

Milagros.- a la mierda los dos,  voy a rellenar el traslado antes de que me arrepienta y tú, fuera de la habitación que ya se pasó la hora de visitas hace rato

María.- buffff, como está la doña

Rubén.- hasta mañana mi niña y pórtate bien

 

 


 

2 comentarios:

  1. Me gusta la interacción entre diferentes dimensiones... superr

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