viernes, 27 de abril de 2018

Para Vos






Tanto tiempo que no escribo,
pero hoy lo tengo que hacer.
Para hablar de dos misterios,
que son el ser y no ser.

A esa muerte que está viva.
A esa vida que se muere.
A ese dios que nadie entiende,
y a ese infierno incoherente.

A la flor de ese jardín,
que se marchitó de pronto.
Y a ese triste jardinero,
que se apago en el rescoldo.

A la musa del poeta,
que nunca pretendió serlo.
Y al escritor  que con rabia,
plasma su amor en los versos.

A la que abraza a su padre
con el pelo alborotado.
Al que llora su partida
sin saber que está a su lado.
A la que le pide calma,
que el momento no ha llegado.
Y al que reniega del mundo,
pidiendo ser sepultado.

A quien en sueños se acerca,
para besar sus mejillas
 y abrazarlo con dulzura.
A quien con lágrimas riega
la luz de la madrugada,
después de una noche oscura.

A la que se fue muy lejos,
y el que se quedó afligido.
La noche del mes de agosto,
se truncaron los caminos.
Yo a eso, le llamo putada.
Otros…  lo llaman destino.
Perdón por mi atrevimiento.
Perdón… mi querido amigo.





sábado, 14 de abril de 2018

Toda una Vida








         En lo alto de la escalera, observaba los peldaños llenos de girones de tela, piel, entrañas y huesos. Experiencias de cada paso dado y de cada esfuerzo realizado, hasta llegar al hoy.

       De nuevo hilvanó la aguja con hilo de zorzal y puntada a puntada, fue tejiendo un saquito. Sus manos y su vista, ya no eran tan hábiles, pero el ímpetu de su corazón permanecía intacto.

      En la noche, entre sueños, en silencio, sin ataduras, se deslizó por la barandilla hasta llegar al primer escalón. Con paciencia, fue subiendo de nuevo uno a uno, recogiendo y metiendo en el saquito cada rastro de su lenta ascensión.

                 No había tiempo para alegrarse de lo conseguido ni arrepentirse de lo no hecho, lo único importante era saber que todo formaba parte de una trayectoria llena de ilusión.

      Una vez lleno a rebosar el saquito, lo cogió con fuerza y lo agitó.   Luego metió la cabeza dentro de él para disfrutar de la fragancia de tantos olores distintos. Tantas experiencias, que por distintas que fuesen tenían un nexo en común.

     Una honda respiración seguida de una escandalosa carcajada, despertó a su dama, esa que tantos y tantos años había compartido con él la vida.

       Para qué preguntar por qué.   Su anciana mirada reflejaba la felicidad del trabajo bien hecho.   Un abrazo bastó como respuesta.  Los ojos se tornaron de nuevo y los sueños volvieron a ser la realidad por el resto de sus días... 
           ¿Qué más podían pedir?


      Este año me he adelantado unos días…
                   FELICIDADES  ANICETO.