Busco en tus ojos,
queriendo leer en
ellos
la profundidad
del alma.
En tu lengua la palabra
que deslice entre
los dientes
siseando
enamorada.
Susurro junto a
tu oído
un te quiero con
dulzura,
y la sonrisa en
tu cara
se esboza con
travesura.
Yo vuelvo a coger
tus manos
para pedirles caricias
suaves en la mejilla.
Los dedos parecen flores.
Unos…
La duda perpetua.
Otros…
La solución más sencilla.
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