viernes, 11 de junio de 2021

Parchís Cap. 16

 

 

 

          En el parque todos los niños juegan, corriendo y gritando.  Parchís sobre el banco juega con la pelota y Sara quieta, con la mirada fija observa a una niña que está junto a su madre y no juega.

-Sara.- mira mamá, esa niña no juega como los demás, está sentada en esa silla y nada más.

-Berta.- está en su silla de ruedas, es porque no puede andar ni correr

-Arturo.- pero si puede jugar a muchas cosas, pero de diferente manera, no solo se puede jugar al balón o corriendo

-Sara.- y ¿yo puedo jugar con ella?

-Berta.- pues claro, ve y dile que si quiere que juguéis juntas

       …Venciendo su vergüenza, se fue acercando a ella poco a poco.

-Sara.- hola, me llamo Sara ¿y tú?

- la mamá.- ella se llama Almu, pero le da vergüenza

-Sara.- a mí también me daba vergüenza, pero ya no

-Almu.- es que casi nunca se acerca nadie hablar conmigo

-la mamá.- eso son bobadas, lo que pasa es que no saben si van a molestar

-Sara.- pues vaya bobada ¿a que no te molesto?

-Almu.- a mi no, ¿sabes jugar a las tres en raya?

-Sara.- sí pero… aquí. ¿Cómo?

    La mamá cogió un palo y dibujó en la arena un cuadrado  con el resto de rayas, hizo tres cachitos de palo y otros tres con un cacho de cartón. Luego cogió a Almu y la puso en el suelo sentada.

-Sara.- pero se va a manchar el vestido

-la mamá.- no te preocupes el vestido se lava

         Sara se puso allí al lado de rodillas y se pusieron a jugar.  Parchís que las vio, no podía quedar fuera de aquella partida. Llegó corriendo y se puso a mirar.

-la mamá.- y ¿este gato es tuyo?

-Sara.- sí, se llama parchís, es muy listo pero no sé yo si con él al lado podremos jugar.   

     Efectivamente, no había pasado ni un minuto y el ya andaba intentando coger los cachitos de cartón.

-Almu.- ven Parchís, ponte aquí,   ¿quieres que te acaricie?

     Se puso junto a ella rozando su lomo y se acomodó haciéndose un hueco junto a su tripa.  Almu empezó a acariciarlo suavemente y él parecía quedarse dormido.

     Pasado un rato pensaron en algo distinto a lo que jugar. La mamá volvió a acomodar a Almu en su silla y Parchís salió como una flecha en busca de la pelota.

    Las tres estaban sentadas y él iba poniendo la pelota en los pies de cada una para que diesen una patada y fuera a buscarla de nuevo.

     Cuando la puso a los pies de Almu, esta movió levemente la puntera del pie para darle y a Sara se le iluminó la cara de felicidad soltando un grito que se oyó en todo el parque ¡BIEN!. Desde enfrente se pudo oír la carcajada de sus padres y desde no muy lejos las risas burlonas de algunos niños.

      Sara torció el morro y miró de reojo con cara de pocos amigos.

-Almu.- no te preocupes son tontos, van a mi clase y no aprueba ninguno y me tienen envidia porque yo saco buenas notas

-Sara.- yo aún no voy al cole, pero mi mamá me enseña las letras y los números.  Me gusta mucho estudiar

     Entonces Parchís se paseó delante de ellas y soltó un miau con aires de interesante.

-Sara.- es que Parchís también se las sabe

-Almu.- como ¿Qué el gato se sabe las letras?

-Sara.- sí y los números, verás.

         Fue a llamar a sus padres para que se acercasen al banco y estar todos juntos.  Venían hablando de cómo hacerlo para que Almu viese todo lo que sabía Parchís.

..- Buenas tardes, ya vemos que os habéis hecho amigas

-la mamá.- sí Sara es muy simpática

       Papá  sacó del bolsillo un papel y un bolígrafo.

-Arturo.-a ti te toca poner en este papel las letras y recortarlas en cuadrados

            Almu se sintió agradecida por el encargo y fue poniendo letra a letra todas las de abecedario en aquel papel.  Luego cortó el papel en cachitos dejando una letra en cada uno de ellos.

-Almu.- ya está y ahora qué

-Berta.- ya verás

     Entre ella y Sara, fueron poniendo los papelitos en el suelo, mientras Parchís miraba fijamente según los iban colocando.

-Sara.-  parchís, dile a Almu donde está la O

     Se dio una vuelta por las letras y se paró poniendo su pata sobre el papel que tenía escrita esa letra al tiempo que su miau, sonaba con chulería.

       Almu y su madre se pudieron a aplaudir de manera espontanea.

-Almu.- a ver parchís y la R.

         Se repitió la misma operación y tras su acierto el aplauso volvió a sonar entre risas.

         Al oír tal algarabía, los niños que antes se reían se acercaron expectantes a ver qué pasaba.   Tras ver lo que estaba haciendo parchís unos minutos, bajaron la cabeza y se fueron.   Pero esta vez, al pasar por detrás del banco se pudo oír una voz.-.— Hasta mañana Almu, nos vemos en clase.

 

 


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