jueves, 6 de mayo de 2021

Paredes blancas, blancas paredes

 


 

Soledad, silencio, larga espera.

      Rostros que solo sus ojos

 muestran al pasar por delante.

Soledad, silencio, larga espera.

    Brillos marcados en el suelo

que recuerdan las lágrimas vertidas.

Soledad, silencio, larga espera.

     Bancos tallados por uñas rabiosas,

temblorosos dedos con miedo.

Larga espera en soledad y silencio.

      Al privar los ojos de la luz,

al dejar caer los parpados,

la esperanza, parece dejarse caer.

Larga espera en soledad y silencio.

    Respiración cansada,

derrota en la batalla contra la impotencia.

     La espera se hace larga,

la soledad sentada a tu lado.

     Callan las palabras,

 para ni incomodar al silencio.

     Los minutos parecen no avanzar,

 comienzan a tener ochenta segundos,

y los segundos ya no se acompasan

con los latidos del corazón.

Silencio en la soledad de la larga espera.

     Paredes blancas, blancas paredes,

llenas de versos pensados y jamás escritos.

    Llenas de pensamientos que da miedo ver.

        Cuatro pinceladas de esperanza,

que el tiempo se encargó de cubrir,

con brochazos de amargura.

   Tras la larga espera.

      Tras la soledad.

        Tras el silencio.

  Tras las puertas que por fin se abren,

el rostro de nuevo al que solo ves los ojos,

y tras él, la sala fría.

 Ya sale la silueta ilusionada cubierta de blanco.

       Deprisa, deprisa.

    No vaya a ser que las paredes blancas,

no sea que las blancas paredes,

pierdan su sabor a espera, soledad y silencio.

 

 











 

 

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