jueves, 20 de mayo de 2021

Tiempo perdido

 

 


 

 

    Coraza impenetrable.

          Verja de hierro

que cubre el rincón.

    Luminosa armadura,

reflejo de espejo

que empaña la flor.

 

    La copa caída

derrama su vino.

     Los platos vacíos

dan las buenas noches.

     La vela se apaga

y en la oscuridad

la vida se escapa.

 

    El alba se fue

al mundo de otros.

     El sol no se asoma

tras esos cristales.

    La puerta cerrada,

bisagras calladas.

      Ni se sale, ni se entra,

la llave está echada.

 

     Mudo quedó el gallo

y  hasta se detuvo el viento.

     El tiempo dormido

con ojos ciegos

y oídos sordos

paró el aliento.

 

    Telarañas, dueñas del techo

y ratones hambrientos

moradores del silencio.

     El último rescoldo

se apago hace tiempo.

     Hasta el frío decidió

No seguir viviendo.

 

      Y llamo a la puerta,

y nadie contesta.

     Y tras los cristales

Ni un alma se mueve.

    Mano temblorosa

sujeta la piedra,

antes de lanzarla

 contra la ventana.

 

     Ruido de cristales rotos

que hacen eco en el pasillo

que conduce hasta el salón.

     Y el quejido de una silla

al ver un rayo de luz,

despierta a la bella dama

que duerme en la habitación.

 

     Han pasado tantos años

desde que su alma vendió,

a un apuesto caballero

que luego la abandonó.

     Se marchó a buscar fortuna

y ya nunca regresó.

 

    El reflejo del espejo

ha hecho se abra el capullo

dando esplendor a una flor.

la  juventud marchitada,

  Rostro lacio, pelo cano,

manos vacías y viejas,

con el fracaso en las uñas.

  En su macuto gastado

tan solo queda su amor,

pues nunca encontró fortuna.

 

Balcones de par en par

muestran la cama desnuda

y unos cuerpos en la alfombra

abrazados como entonces,

bajo la luz de la luna.

 

 






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