domingo, 17 de octubre de 2021

Hijos del fuego .-Intro


INTRODUCCIÓN

 

Hay historias políticamente incorrectas.
Cuestiones vergonzantes y ocultas.
Reflejos de batallas de hace tiempo
y  del no pasa nada.
El hoy es criticable
y el mañana un silencio
donde nada pasó.
Nombre, ciudades y lugares,
se escogieron al azar.
Una realidad confusa
que un arcón custodia.

 

1974.- Por decisión del obispado; se ponen a la venta las tierras circundantes del monasterio. Huertas y pastos que dan sustento a los animales de los que se provee de alimentos la congregación de franciscanos que habitan sus ruinas.


Hay que recoger toda la documentación y enseres; no es que haya demasiado que llevar.      El arcón donde se guardan los documentos recopilados durante mucho
 tiempo permanecerá custodiado por el prior.   Los animales y resto de cosas serán repartidos entre la gente más necesitada de la vecina localidad para que den uso a lo que seguramente de quedar allí quedará inservible por el deterioro del tiempo.

Todos los papeles, se van estudiando en profundidad día a día, mientras se van archivando: es la lección que todos tienen que aprender sin que ni una palabra quede fuera de su conocimiento.   Nombres, fechas, direcciones, ocupaciones pasadas y familiares en cada legado allí referido.

           El propósito está logrado, las pesquisas de las investigaciones han dado su fruto, todos tienen claro su cometido ante los ojos de dios y los hombres.                    .                                                                                
   Todo está por encima del bien y el mal.       Almas en un puño con guante de luto.

              Una cruz de madera colgada del rosario que sirve de cinturón a su hábito y un escapulario oculto junto a su pecho les recordarán lo olvidado y los callos de sus manos dan fe del duro trabajo para edificar los muros de su alma, piedra a piedra esculpidas a cincel y martillo.

        El prior debe volver a su ocupación original, (capitán capellán del ejército) y los hermanos serán repartidos por el territorio nacional en las distintas diócesis como colaboradores en labores de ayuda a los desfavorecidos.

 En la estación de Madrid, con una conversación silenciada por el ruido de las locomotoras, se pone punto y seguido a su despedida.                                                        .
             El prior saca unos sobres de su bolsillo y los va repartiendo uno a uno. Dentro un poco de dinero y una dirección donde enviar una carta al mes para no perder el contacto y tener informado al prior de esas, sus nuevas andanzas.



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