lunes, 6 de junio de 2011

Tic,tac,tic,tac.

    Hay que ver, hace un año por estas fechas, felicitaba a mi madre en el día de su cumpleaños, ¿ya ha pasado un año? y parece que fue ayer.
    Otro año, si, otro año más sin verla, otro año buscando ese momento que nunca llega, otro día tras día diciendo: del mes que viene no pasa y sigue pasando el tiempo, el reloj no para y a medida que corre hacia delante sumando minutos, en nosotros se produce una resta de posibilidades de abrazarnos en plenas facultades.
    Ponemos mil escusas: el tiempo, los kilómetros, el trabajo, el dinero.   Pero todo es una gran mentira con una dosis de pensamiento exculpatorio; tampoco creo que nos hallamos hecho cómodos y sea producto de la pereza, simplemente somos cobardes ante la vida.
    Si, cobardes por no dar un puñetazo en la mesa y decir: todos al coche.    Da igual el trabajo, las clases de las niñas, el tiempo que vas a tardar o donde y como vais a dormir o comer, no hay problema, ni tan siquiera importa cuando has de volver.  Tan solo debe de importar ese abrazo, que de tanto tiempo, ya se te ha olvidado.
   Este año, como tantos otros, te llamaré por teléfono para felicitarte, pero no comeré en tu mesa, no estaré a tu lado.
   Este año, ni tan siquiera te escribiré una poesía, como hice el año pasado, la que publiqué en este blog, pero imbécil de mí, no me di cuenta de mandarte por correo para que la leyeses y conservases.
  Este año tampoco leerás esto, y me alegraré, porque así en tu mente seguirá viviendo ese hijo valiente que se fue lejos para hacerle frente a la vida, pero que como tantos otros, siguen depositando sus deseos en la palabra mañana.
                            Mañana, mañana cumples los años.  
        Mami, muchas felicidades, y cuídate, para seguir respondiendo al teléfono, cada vez que te llame.

No hay comentarios:

Publicar un comentario