miércoles, 15 de diciembre de 2021

Mujer de Piedra

 

Seudónimo: Ojos de Gata

Título:  Mujer de piedra

 

 

          Sin voltear la cabeza destino a ninguna parte,

cuantos recuerdos dormidos como austero pasajero

buscando en el horizonte la lejanía de la tarde.

 

        Árbol trepado mil veces, adoquines duermen pena.

Amores de adolescencia como reducto de un sueño

enjugado por las lágrimas, blancas que entonan poemas.

 

     Calles tristes,  envejecidas,

           Sumidas en un acaso, tal vez.

Clamando están a los cielos

en un alba que no llega.

      Cementerio rebosante

de las almas quedaron

merced de la soledad.

       Sin los besos, sin abrazos

de labios amamantados,

sin  palabras de consuelo,

caricia en la despedida

como epitafio final.

 

       Pueblo grande dormido vigilado desde el cerro

entre el verde de pinos por la estatua iluminada.

     Cielos azules reclamando nubarrones.

          Que traigan gotas de agua

versos que vengan teñidos

por amarillo de aliagas.

 

      Despoblada, herida, queda mi tierra.

           Privada está de ilusiones.

                 Espejismos diluidos

en la piel verde de rana

ahora convertida en sapo.

        Los príncipes encantados

engullidos por los patos.

        Y al llegar a San Antón,

la niebla les dijo adiós

como a carta en un buzón.

 

 

      Cabellos sedosos con olor a lavanda,

morquera, tomillo, a fuente del canto.

       Sobre el cutis fresco como ensalada de berros,

collejas verdes en garbanzada

y caza en el morteruelo.

        Sobre los hombros la sierra

con las piedras encantadas.

       Júcar que baja rugiendo

acariciando su espalda.

       Deseoso, llegar a los pies de tu muralla

susurrando en recovecos

que dan a sus aguas calma.

 

       Duerme.

             Duerme tranquila La siesta al sol

como lagarto en los riscos

enamorando a una flor.

        Tus canas bajo la luna,

cepillo de plata y hueso

el que antaño nos peinó.

 



 

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