domingo, 18 de julio de 2010

un extraño en el espejo

          Hoy se levanto como otro domingo cualquiera, bajo a la cocina y se encontró sobre la encimera un café con leche y unas tostadas, hechas con todo el cariño del mundo, las untó con mermelada y desayunó apaciblemente, con el murmullo de la televisión como sonido de fondo.
    Luego movió la silla hacia el centro, cerca de un enchufe, apareció en escena su amamantisima esposa, portaba en una mano un peine y en la otra una bolsa de artilugios. Se desprendió de la camiseta del pijama y el rrrrrrr... de el "esquilator" enmudeció cualquier sonido que se hallase a su alrededor.
    Después de un rato, un cepillado suave por pecho y espalda, a continuación a la planta de arriba de la casa.
    Un afeitado en toda regla, un corte de uñas en manos y pies sentado en la taza del inodoro (por perrería más que nada) y luego una larga ducha.
    Durante un extenso periodo de tiempo, tan solo el sonido del agua contra su cuerpo; Al correr las cortinas para salir, de pronto, reflejado en el gran espejo, un cuerpo desnudo, enjuto, blanquinoso, OSTIAS, pero que es eso, ¡AH! Si soy yo.
  
Como dice mi hermano: “Conócete a ti mismo, pero con prudencia” .
 Lo que hace la falta de costumbre.

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