sábado, 5 de noviembre de 2016

CAP.- 13º--- La gruta del musgo ---





Didacus.-  Blazh, Aloys, ¿sois vosotros?
Aloys.- sí, hemos vuelto
Didacus.- cuanto os he echado de menos
Aloys.- ¿Qué pasó? ¿Por qué ahora eres un sapo?
Didacus.- os ayudé a escapar y Hopkin, no me lo perdonó
Blazh.- usted es el anciano del que me hablo Luis
Didacus.-tú no me recuerdas, eras muy pequeña
Aloys.- pero yo no recuerdo haber escapado

    (Una voz desafiante, zanjó la conversación).

Hopkin.-  ¿cómo osáis el volver a profanar la tranquilidad de esta gruta?
Aloys.- hemos venido a liberaros, la guerra es imparable, solo vosotros podéis solucionarlas
Kazimir.- solo Dubracko, puede liberarnos
Aloys.- Tú, la que diste cobijo en tu cabaña a Dubracko y Hopkin ¿cómo puedes haber cambiado tanto?
Hopkin.- ¿Cómo sabes tú eso?
Blazh.- no sea tan rezongón, sabemos que en ese pequeño hombre, se esconde un gran corazón. Usted, calmó la sed de Dubracko.
Aloys.- permitirnos halar con vosotros e intentar encontrar la manera de devolveros la libertad
Kazimir.- yo no me fio de estos dos, aquí puede haber gato encerrado
Rohesia.-  si hay gato, que se queden.    Me encetaría verte correr,   ja, ja, ja,
Blazh.- hola princesa
Rohesia.- hola Blazh

   Los seis se sentaron a la mesa dejando como siempre libre la cabecera.     En el lado opuesto, de pie, en voz alta, Aloys comenzó a leer el libro.
      Todos lo escuchaban atentamente.    Cuando terminó el primer capítulo, cedió en libro a Blazh, para que siguiese.

Larkin.- un momento Blazh.    Tú. pareces no estar muy de acuerdo con lo que ha leído Aloys
Blazh.- sí, eso es lo que pone
Larkin.- y a qué vienen esos gestos
Kazimir.- vamos sigue
Rohesia.- déjalos que comenten.  Tenemos todo el tiempo del mundo ¿Qué ibas a decir?
Blazh.- yo creo que Slavko, es sobre todo ternura
Hopkin.- es el que está donde nadie lo ve y todo lo observa
Blazh.- y eso que tiene que ver, que pasa, que al que quiere no se le respeta.     Eso es lo que tú piensas, siempre te has esforzado queriendo ir de duro, pero estás equivocado

     Las miradas se dirigieron al rostro de Hopkin, esperando ver su reacción ante aquellas palabras.

Hopkin.- tampoco hace falta ser cruel e irrespetuosa, para exponer lo que se piensa
Blazh.- perdone, de verdad no ha sido mi intención
Hopkin.- pero tienes razón, mis miedos nunca me dejaron reconocer mis errores
Aloys.- todos cometemos errores
Hopkin.- estos son mis cinco mayores errores, creyendo que el castigo era el único camino
Larkin.- lo que yo quería proponer, era que lo mismo fuera leído por Blazh, para poder sentir a Slavko de otra manera.
Hopkin.- ¿te apetece?
Blazh.- sí claro
Hopkin.- pues silencio.   Empieza cuando quieras

   Con su tono de voz, la historia se convirtió en cuento.
       Rohesia, hizo un gesto a Aloys, para que se sentase a su lado  y Noll, arrimó a la parte trasera de las piernas de Blazh algo que le sirviese como asiento.
            Blazh, seguía leyendo y se permitía el adornar ciertas frases a su manera, dándole una interpretación particular.
    Ellos se sentían orgullosos de ser nombrados en aquellas hojas y haber sido elegidos por Dubracko.
    Recordaban con nostalgia los bellos momentos descritos y agachaban la cabeza con el desenlace final.
   Era la primera vez que oían que una dama y un caballero, serían los encargados de liberarlos.
           Las antorchas empezaban a menguar, era la forma de saber que había que irse a descansar.   Un poco de musgo y cada cual se iría a dormir a su guarida.

Hopkin.- para que no paséis frio, mejor echaros sobre la piel de Demelza
Blazh.-  Didacus, ¿vienes?  
Didacus.- no, yo prefiero dormir en un lugar más húmedo
Aloys.- pues a mí no me importa pasar frio, yo hoy prefiero dormir a tú lado
Blazh.- yo necesito saber de tus labios muchas cosas
Didacus.- no puede ser, os levantaríais enfermos
Aloys.- pues nos quedaremos aquí a oscuras y luego, mas tarde cada uno a su sitio
Hopkin.- me encantaría quedarme con vosotros, pero sería un intruso
Blazh.- a mi no me importa, tengo muchas preguntas
Kazimir.- sois patéticos, me voy a dormir

      (La conversación se convirtió en un acto de sinceridad).

Hopkin.- yo necesito saber por qué habéis vuelto

 Entre Aloys y Blazh, les contaron todo lo sucedido.  Como Dulce encontró el libro en aquella librería, la negativa tenaz de Luis a recordar, lo sucedido en la mañana en que silbó el viento y  la llegada de la guerra, que desencadeno la decisión de Luis.

   Ocultos por la oscuridad, todos estaban cercanos, oyendo lo que se  relataba.

Kazimir.-  ahí tenéis al valiente, baja las escaleras con cara de héroe y no es más que un cobarde que busca ocultarse bajo tierra
Blazh.-  vieja resentida y envidiosa, estás comida por los celos, tú sí que no eres digna de permanecer aquí, corre a cerrar la puerta, pero quédate fuera
Noll.- no digas eso, no conoces a Kazimir.   Lleva mucho tiempo resentida, pero con ella misma
Kazimir.- yo no tengo envidia de nadie,  no tengo por qué arrepentirme de nada
Noll.- calla, echa la vista atrás y recuerda, yo te vi.
    (su tono de voz cambió)
Kazimir.- lo recuerdo cada día
Noll.- pues asúmelo, tú no tuviste la culpa,  pero los demás tampoco, ya está bien
Hopkin.- Aloys, ha sido capaz de decir la verdad y asumir su culpa, eso le honra.   Ahora, todos estamos a tiempo de ponernos a su altura. La noche es larga,   ¿seguimos siendo  merecedores de ser los elegidos?...  yo por ejemplo…
Kazimir.- espera, antes de nada debéis saber algo:
                Aquella noche, cuando se aproximó APACOH. Dubracko despertó, yo estaba despierta.    Desarmado se puso de pie, según levantó su brazo, yo, cogí una espada del suelo y la puse en su mano. En realidad Apacoh, se atravesó solo el corazón en su caída.
Rohesia.- pero tú no tuviste la culpa de que así sucediese, fue un hecho fortuito.     Sin embargo todo este tiempo, yo siempre he malmetido en contra tuya.   Pensaba que tu mal humor era producto de los celos hacía mí, creía que estabas enamorada de Dubracko y que mi belleza había sido para ti una competencia.
Larkin.- yo también tenía esa percepción, siempre la tenías en el punto de mira por cualquier cosa
Hopkin.- lo peor de todo es que nunca hemos hablado y mira que hemos tenido tiempo.   Me gustaría pedir perdón, por todo aquello que ya no tiene remedio
Aloys.- ahora tenemos que estar todos unidos, sin rencores, hay que averiguar cómo llegar a vuestra liberación
Hopkin, debéis de tenerlo en cuenta, aunque lográsemos descifrar el enigma de cómo hacerlo, eso no implica que vosotros seáis realmente los elegidos y aún siéndolo, eso no quiere decir que consigamos detener esa guerra.   Dentro de un momento cerraré la puerta, solo de vosotros depende la decisión de irse o quedarse.  Tal vez para siempre.

        Se miraron un instante. Cierra, nos quedamos.
Blazh.- el libro lo dice claramente.         Una doncella y un caballero, entrarán en la gruta, irán a la cripta donde reposa Dubracko y la losa cobrará vida.
Aloys.- lleva tanto tiempo esperando este momento, que no tiene ninguna duda de lograrlo.
Blazh.- no debéis preocuparos. El que Didacus la otra vez, nos ayudase a salir.    El me parase frente aquel escaparate. El que nuestra tía viniese a visitarnos.  Preguntamos los dos por esos nombres a la profe de historia… no puede ser solo casualidad

     Algo había cambiado dentro de aquella gruta, las manilas del reloj que llevaba en la muñeca, se habían vuelto locas.
   Pararon de repente y el segundero comenzó de a moverse acompasadamente.   La iluminación de las antorchas parecía coincidir con la salida y puesta de sol.     La convivencia era de nuevo fraccionada en impulsos cíclicos.

     Un estruendo hizo temblar el techo de la gruta.

 Hopkin.- ¿Será?…….
Aloys.- No, eso es una bomba que ha caído sobre nosotros
Didacus.- Entonces esto, también era un campo de batalla
Noll.- mientras Blazh piensa en cómo se mueve la lápida, tú deberías explicarnos como es el mundo de hoy y a que cosa nueva debemos enfrentarnos

      Blazh, Kazimir y Rohesia, pasaban los días examinando la cripta, buscando algo que les diera una pista.
   Larkin, esponjaba y limpiaba la tierra acumulada sobre la losa con el fin de encontrar alguna inscripción.

Didacus.- no te esfuerces, te digo que nada tallé sobre esa piedra
Larkin.- bueno si no hay nada, al menos estará limpia, para cuando llegue la hora

      En la última lámina del libro, Blazh apreció unos puntos lúcidos, que estaban en las paredes de aquella oscura cripta.

Noll.- Larkin tiene razón, hay que limpiar toda la bóveda
Aloys.- habrá que hacerlo con mucho cuidado
Hopkin.- Didacus, se puede encargar de la parte de abajo, yo la zona media, Aloys de las alturas y tú Noll de la cúpula.
Kazimir.- yo puedo ayudar con mis uñas
Rohesia.- y yo puedo ir sacando los cachitos de musgo
Blazh.- a vosotras os necesito a mi lado.   Ya me recalcó el librero que pensar requería mucho esfuerzo




No hay comentarios:

Publicar un comentario