sábado, 14 de octubre de 2017

Enséñame



   Tortuosos senderos empedrados
los que mis pasos recorrieron
tras materiales cosechas.

   Solo mí vista en la cumbre
calzando abarcas de esparto.
   Vistiendo traje andrajoso.
Y de comida un mendrugo
mojado en el vino aguado.

   Para ir consiguiendo metas
fui pisando los retoños
que a mi paso florecían
para que no hicieran sombra.

   Altanero. En mis dominios.
       Rebosante de riquezas conquistadas.
   Con zapato de charol.
       Un reloj como pulsera
y cinturón ajustado.
    Sombrero ala de fieltro
y un clavel en la solapa
del traje hecho a medida.
    Pisa corbatas brillante
a juego con los gemelos.
    Camisa blanca de seda
y sello de oro en el dedo.

   Y ahora que bajo la vista,
me fijo en la florecilla
que me regala su aroma
después de haberla pisado.
   Muestra gesto sonriente
y me pide una caricia.
   En el cerrar de sus ojos
su cara queda dormida.


   Se me olvidó en el camino
el saber pedir perdón.
     Ahora en tu último aliento,
no te suplico clemencia
ni me abras las puertas del cielo.
   Tan solo…
             Enséñame…
                                A AMAR.







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