jueves, 6 de septiembre de 2018

Bazar







    Subió por la escalinata del amor. Cada peldaño era una rosa de luz intensa, tanto que deslumbraba sus ojos día a día. Tal era su ceguera que no se percató de que el cristal es frágil.
  Con tanta fuerza quiso abrazarlo que este quebró.
   Los añicos punzantes quedaron esparcidos por el suelo y cada recuerdo se le fue clavando como espina de ausencia en la noche hasta que se decidió por fin a abrir de nuevo el armario de su corazón.     Apañó la escoba, barrió y recogió todos aquellos vidrios rotos.            Para qué molestarse en recomponer aquel lindo recipiente.              En los chinos los venden de diversos colores, formas y tamaños y además a buen precio.

         La vida es como un bazar en donde cada uno entra solo a mirar, pero siempre sale con algo.






1 comentario:

  1. Los vidrios rotos se irán a la basura pero la mente recordará aquel recipiente que alguna vez quiso conservar. Cosas que pasan. Gracias por compartir tus letras querido amigo Carlos. America Santiago.

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