miércoles, 23 de octubre de 2019

Minutos de Vida (06)




    Esa mañana se notaba demasiado revuelo.    La directora y la psicóloga se habían vestido de tiros largos. Los cuidadores y auxiliares andaban de acá para allá y en la cocina se supervisaba cada detalle, que todo estuviese en su sitio.
Rafael como cada mañana, sentado en el banco, vio llegar a la comitiva oficial. Coches negros, grandes. Gente seria, estirada, con la que no le apetecía mucho hablar, por lo que se limitó a mirar hacia el otro lado.
.- Mira Bella. Parecen enterradores. Cuando aparecen los cuervos, siempre se les queda algo en el pico.

No se confundía.  Esos directivos de una farmacéutica multinacional habían optado por confiar a la joven psicóloga del centro unas pruebas de su nuevo medicamento (un restaurador de conexiones neuronales) que podría ser el futuro de la recuperación de la memoria.
Los señores estirados entraron al comedor y fueron haciendo preguntas a los residentes, para evaluar a las personas que aún teniendo pérdida de memoria, se encontraban en un estado no muy avanzado, con el fin de que los ensayos dieran un óptimo resultado. Nadie se preocupó de Rafael, estaba demasiado avanzado para andar perdiendo el tiempo y quitar veracidad al medicamento.
Se fueron, como habían venido. Todo volvió a la normalidad, ya no hacía falta guardar las apariencias.  La cocinera (aunque esté mal decirlo) se quitó el gorro que tanto le molestaba. Al momento en el comedor empezó a reinar el barullo  de las sillas, amontonándose frente a los cristales por donde entraba la luz del sol y Justina con su cara de amargada empezó a protestar por todo.
Andrea salió a ver a Rafael y se sentó a su lado.

       .- Rafael: Han traído la solución para tu enfermedad
.- ¿esos? Esos no pueden traer nada bueno
        .- pero ¿a ti no te gustaría recordar?
.- no lo sé, ¿para qué?
         .- pues para saber lo que pasó anoche, por ejemplo
.- pero si yo recuerdo muchas coas
           --- Andrea lo miró sorprendida ---
       .- estás seguro, cuéntame cosas que recuerdes de ayer
.- pues estuve en el baile. A que sí Bella. Pero no bailamos porque le dolían los pies. Hoy ya está mejor.
      .- ay Rafael, Rafael. ¿Y tocaba bien la orquesta?
.- canciones de las de antes, de las que nos gustan a nosotros
        .- a ver. Dime una canción que te guste
.- de eso no me acuerdo, pero sé que una, es la que pusieron cuando nos casamos
         .- pero ¿estás casado?
.- pues claro, tú sí que no te acuerdas de nada. Con la mujer más maravillosa
        --- Volteó un poco la cabeza e inclino su cuerpo como apoyándolo en el de Bella ---
         .- perdona bella, se me había olvidado.   Desde luego…   es que tengo una cabeza
.- desde luego, eso digo yo.   Tan joven y tan desmemoriada.   Qué tendrás en esa cabecita
       .- bueno, te dejo que tengo que hacer cosas.   Pero antes de irme.   Vamos a ver. Una pregunta: a ver se te acuerdas de cómo me llamo.
 .- vamos, vete que tienes que hacer cosas
      .- recuerda ceporro.   ¿Le tienes que preguntar a Bella?
Giró su cuerpo como cogiendo las manos de su amada. Se quedó embelesado mirando con dulzura y dijo en voz baja:
.- ya, ya lo sé pero no me acordaba
      .- ¿entonces ya sabes cómo me llamo?
.- mi ángel de pelo largo
        .- pero… ¿y mi nombre?
.- no sé
Andera se levantó y se fue triste hacia la puerta de entrada.    No había dado más de cinco pasos cuando Rafael le voceó:
.- adiós Andrea y date prisa que tienes cosas que hacer

El cuerpo parecía moverse flotando y los zapatos no llegaban a tocar el suelo en cada paso.     Hablaría con la psicóloga.     Entre Bella y ese medicamento milagroso curarían a Rafael.   Sin pensarlo dos veces se fue al despacho con paso firme y llamó a la puerta
     .- hola Laura, ¿tiene un momento?
             .- ¿Qué pasa?
   .- tiene que darle ese medicamento a Rafael
             .- yo se que lo quieres mucho, pero ese señor ya no tiene marcha atrás
    .- si le doy una prueba de que puede recordar ¿perdería con él dos horas a la semana?
             .- ya viene en el grupo y no se le ve progreso
     .- yo me refiero a él solo y que le de las pastillas nuevas
             .- lo siento pero eso no está en mi mano
    .- en fin, me tocará hacerlo a mi sola
            .- yo que tú no perdería el tiempo, no te hagas ilusiones
   .- su memoria está ahí, pero vosotros no podéis, o no queréis verla.






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