jueves, 31 de octubre de 2019

Minutos de Vida (10)




Arturo entró en el comedor con una sensación de agrado y las ganas de agradar. Su vergüenza junto con el miedo al rechazo, no le permitía el dar un beso a cada uno.
 --- (lo mismo algún señor, lo mandaba a freír espárragos, bueno y alguna señora también.   Justina sin ir más lejos) ---
Nada más verlo entrar, Rafael dio media vuelta al sillón arrastrando sus patas. De ese si se acordaba y aunque no tuviese claro el porqué, prefería ocultarse de su vista.
.- mira, ahí viene ese
.- ya, ya sé que no es bueno, por eso me he dado la vuelta
            --Arturo irrumpió en la conversación--
       .-Hola Rafael ¿con quién hablas?
Rafael cerró los ojos haciéndose el dormido. Al rato, sintió una caricia en la cara y  se volvió con desaire. Mira a su alrededor buscando la mano que ha provocado la caricia. Nadie se encuentra a varios metros a la redonda, solo Bella permanece como siempre a su lado.
      A una distancia considerable se encuentra Arturo, en el sitio desde donde normalmente vigila todo lo que ocurre en el comedor.   Allí sentado junto a la columna de hormigón, sus brazos y piernas van mutando en tentáculos con grandes ventosas. Las pupilas con rasgo incandescente, se dilatan hasta ocupar gran parte de su cara y su boca deformada, deja salir una lengua viperina, larga y viscosa.
        Nadie se atreve a mirarlo, nadie osa a levantar la voz ante el guardián del orden.    Tan solo la sombra del perro de Rafael le planta cara y sus ladridos le hacen regresar a su aspecto anterior.  Un hombre solitario y con cara aburrida. Su mirada perdida, refleja tristeza y falta de abrigo.
.- míralo, pobre diablo
.- no, yo no voy
.- cuando te pones pesada…
        Rafael se levanta renegando y a paso lento se dirige hacia él. Arturo sigue con la mirada en el limbo, sin percatarse de su presencia.   El anciano dobla la espalda y coloca sus labios junto a su oreja y tras poner su mano en el hombro le recrimina bajito:
.- ¿Porqué? ¿Por qué no le dijiste que dejase entrar a mi perro?
          .- perdona, yo creía…
                  En eso se acerca Justina con su voz estridente:
                      .- lo ha besado, lo ha besado
Rafael da un paso en su busca con coraje y alzando la mano.  Arturo está rápido en agarrarle el brazo.
        .- vamos,  vamos no hagas caso, esto no tiene importancia
.- tú no eres tan malo
         .- soy muy malo y más
.- no me engañes, Bella dice que no lo eres
        .- ¿te importaría presentarme a esa dama?
.- está ahí, si no la ves, es por el golpe
             Arturo se siente privilegiado. Aún recuerda aquella conversación
Rafael se sienta en su sillón, Arturo arrima una silla y saluda a Bella como si la viera. Eso llena de orgullo a Rafael, que cierra los ojos unos segundos, lo coge por las manos y con una sonrisa pícara abre los labios para decir:
.- Arturo
       Perplejo, no puede retener las lágrimas. Por primera vez no siente vergüenza de su llanto. Se aprietan las manos entre sí y tras unos instantes se va, no sin antes despedirse de Bella con un beso depositado en la nada del interior del círculo que han formado sus brazos.
       Lo que ha ocurrido lo tiene que saber Andrea. Lleva tiempo observando la relación entre ese anciano y la auxiliar y seguro que se lleva una gran alegría.
     Pasa entre las mesas, anda aprisa pasillo adelante, sube las escaleras de dos en dos, ve una puerta abierta, entra en la habitación y sin previo aviso agarra a la auxiliar por la cintura y la empuja sobre la cama a medias de hacer.
                   .- ¿PERO QUE HACES?
.- AY, perdón Mercedes
        Colorado como un tomate, se le seca la garganta.         No sabe cómo dar explicación a lo sucedido.        Sale corriendo de allí y se encuentra de cara con Andrea asustada por las voces.
            .- ¿Qué pasa?
.- nada, nada.   No sé.    La acabo de liar.
            .- ¿pero qué pasa?
.- que venía hablar contigo y…
                      .- Depravado, ya verás cuando se entere la directora
.- por favor Mercedes, que no es lo que parece. Que te confundí con Andrea
                     .- o sea, que estáis liados
            .- ¿pero tú qué dices?
.- un momento por favor,  vamos a sentarnos que esto cada vez se lía más.
            .- sí, porque igual que antes te di un beso, ahora te doy un guantazo
                        .- ah, que lo has besado
.- callaros por favor.  ¡NO ESTOY LIADO CON NADIE!.      Solo quería contarle a Andrea una cosa importante y mi alegría me ha hecho perder las formas.
                       .- ¿y lo del beso?
.- Mira Mercedes. Vete a la mierda
     Cogió escaleras abajo y se fue a sentarse de nuevo a su sitio de vigilancia, dejándolas a las dos que pensasen lo que les diera la gana.  No había pasado tanta vergüenza en la vida.








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