lunes, 4 de noviembre de 2019

Minutos de Vida (12)




        Por fin coincidieron los tres. Tuvo que ser en un bar del pueblo cercano al recinto geriátrico, donde poder hablar con tranquilidad y fuera de horario.
                 Laura y Andrea dialogaban sentadas en taburetes junto a la barra de cosas diversas dando vueltas a la azúcar del café con leche, mientras esperan la llegada de Arturo. 
Al entrar este por la puerta, las dos se miraron y comenzaron a reír sin motivo alguno, pero eso a Arturo lo dejó con la mosca detrás de la oreja.    Se paró en seco, respiró hondo y se dirigió hacia la barra.
.- buenas tardes. ¿Qué risa verdad?
      .- ¿Qué dices?
.- sentaros en una mesa y lo primero vamos a aclarar ciertos temas pendientes
              .- uf, como viene el amigo
       .- hombres
Pidió un café y lo llevó hasta el sitio donde ellas ya se habían sentado, puso una silla con el respaldo hacia delante y se sentó apoyando sus brazos en él.
       .- ¿Qué pasa? ¿No te sabes sentar como las personas?
              .- ¿y esa tontería?
.- no, que quería explicarte lo del otro día
              .- no importa, pero sí que me gustaría saber que pasó
       .- y a mí, solo se me la historia a medias
Arturo para no caer en errores, decidió comenzar desde el principio y contar todo lo sucedido hasta el final.
      Estuve en el comedor con Rafael y bla, bla, bla….
              .- ¿y por qué no me lo dijiste ese día? Jolín que guay
        .- que cosas más simpáticas te pasan
              .- eso es un gran paso, ya estás empezando a estar en la mente de Rafael
.- bueno por delante de mí, está hasta el perro.
         .-  vamos a lo que nos ha traído aquí.    Yo había pensado en ir sisando pastillas. En el lote me entran cuatro diarias por paciente: desayuno, comida, merienda y cena.
            La enfermera mandará ponerlas en las bandejas correspondientes y deberíamos poder ingeniárnoslas para que fueran despistándose tres diarias y fuesen a parar a la bandeja de Rafael
.- y por qué no hablamos con Nati
        .- si se entera nos echan a todos. La enchufó la directora y se cree que es la dueña del centro
               .- y te digo, yo ya he visto como dobla la dosis de tranquilizantes a los que van a recibir visita, para que los vean tranquilos, aunque después las racione al máximo.    Claro como ella se va y no le toca pasar la noche.
.- pues a Reme.   Esa es muy maja.   Siempre está pendiente de Rafael por la mañana para que no coja frío. A primera hora ya está asomándose a la ventana de la cocina y sacándole una mantita o una toalla.
        .- ¿tú crees que aceptaría?
.- seguro y con la cantidad de pastillas que van en cada bandeja Nati seguro que ni se preocupa.  Ella da la orden y luego pasa de todo.   Le gusta mucho jugar con el móvil
              .- el problema está en que nos vea todos los días acercarnos a las bandejas de unos y otros, entonces empezaría a sospechar, pero como de la cocina salen tapadas.
      .- bueno pues tú hablas con ella sin decirle nada claro y a ver como respira
            .- ¿Y para que estés con él unas horas a la semana en la consulta?
        .- de eso se encarga este
.- ¿Yo?
       .- si tú. Tres días a la semana te lo vas a llevar al gimnasio por la mañana contigo. Con tal de tener a uno menos que cuidar aunque esté siempre callado todos contentos.
                .- ¿y yo que tengo que hacer?
         .- Yo te daré las pautas para que en ratos libres, como siempre haces, hables con él.   Tú eres la puerta de entrada.  Eres su ángel y solo tú eres la preferida de Bella
                   .- la verdad es que lo quiero mucho
.- él lo nota, se le ve. Cuando te acercas se le ilumina la cara
   ---Las dos se levantan y cogen su bolso al mismo tiempo---
        .- bueno yo me voy que pierdo el bus
               .- y yo que llego tarde a trabajar
.- pues hasta luego. ¿Ya os entraron las prisas?
       --- según comienzan a andar hacia la puerta---
        .- mañana nos vemos.  Habla con Reme
              .- paga la cuenta que yo no llego
.-tenéis un morro… ya veo yo a qué viene tanta prisa
               .- gracias guapo.
      ---- Arturo se volvió hacia la barra sin levantarse---
.- perdone. ¿Le importaría traerme otro café? Y ya de puestos,  me cobra todo.
            Allí quedó tranquilo pensando en quién sería Bella y si Rafael algún día tuvo un perro. Era un caso raro, desde que llevaba allí no había sufrido ningún cambio ni hacia delante ni hacia tras.   Solo Bella, estaba en su cabeza.








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