sábado, 24 de abril de 2010

Inmigrante



Me preocupa que tengan razón aquellos que cada vez que sale a colación cualquier tema relacionado con la Inmigración en España, intentan reconducir el dialogo a la situación de los que por necesidad imperiosa, se ven obligados a trabajar sin horarios, por un sueldo mísero, y en condiciones infrahumanas, y no seré yo quien diga que esto no es verdad, aunque por suerte no en todos los casos. Frase que es como un resorte para otro tertuliano, que enseguida expone la cuestión, de esos que poniendo el racismo como pretexto, de su auto discriminación, se acercan a las administraciones a pedir que sus derechos, tienen que ser mayores que los de los españoles, por tener más dificultades, para encontrar trabajo, adquirir un piso y poder estudiar, exigiendo que no solo se le dé, además que se paguen los gastos que ello ocasione, y todo por supuesto de primera calidad, para su mejor integración, tampoco seré yo quien diga que no existe algún caso, pero son los mínimos, eso sí, muy sonados en el entorno donde suceden y además, gustosa carnaza propagandística, muy deseada por ciertas asociaciones hostiles a la llegada de otras culturas a nuestro país.
Ante la confrontación que se va generando, me dedico a observar, no solo a los que están en la mesa, miro de vez en cuando a quien por cercanía, está oyendo la conversación y va tomando partido con sus gestos, al igual que a un inmigrante, que puesto al fondo de la barra, mirando su cerveza, intenta no darse por aludido.
Otro responde: es que ellos, tenían que denunciar esas irregularidades, si no quisieran no estarían explotados.
.- Para eso están los sindicatos, que están deseando de que se les comunique cualquier irregularidad para salir a la palestra, además, si no se dejasen ningunear, no nos quitarían el trabajo a los de aquí.
.- Claro ese es el problema, que trabajan por dos perras y sin asegurar, y a nosotros nos mandan a la calle.
.- Bueno pero de eso tiene la culpa el empresario.
.- El empresario está a lo que está, y le importa una mierda lo que pase.
Como siempre hay algún listo que quiere meter cizaña, se levanta y se acerca al chaval de la barra.
.- A ver, tú trabajas (sin ninguna educación)
.- Yo no puedo hablar (con acento muy pronunciado)
.- Venga, déjalo en paz, dejemos la fiesta tranquila.
.- Veis lo que os decía, ellos nunca dicen nada, así nos va.
Otro que como yo, había estado callado, se levanta y se va hacia la barra. Este con mucha educación, después de mandar sentar al fantoche, se acerca y le comenta:
.- Perdona si mi amigo te ha molestado, la verdad es que solo era una conversación sin más trascendencia, pero entiendo que te pudieras sentir incomodo.
.- Lo vuestro no me duele.
En el momento que empieza a hablar, me levanto y me siento al lado suyo, la curiosidad de ese otro punto de vista, me interesa.
.- ¿Por qué dices eso?
El sin levantar la cabeza, como con vergüenza, pero con ganas de desahogarse con alguien, que lo escuche, empieza a contarnos su historia, intentando encontrar las palabras en nuestro idioma y en voz baja, para que solo los que estamos cerca de él nos enteremos.
.- En mi país, no teníamos para comer, pero lo peor llegó cuando salí a la calle a protestar junto a otros, después de unos días en el calabozo, me soltaron, estaba amenazado yo y mi familia, y decidí marchar, para que a ellos los dejasen.
Me prometieron, que al llegar aquí nos darían trabajo, y que podría mandar dinero a mi país. No preguntamos ni condiciones, lo único que sabíamos, era que no nos pedían dinero, y que había que salir cuanto antes.
Después de varias semanas trabajando en un barco, y durmiendo en la bodega entre los conteiner, nos dijeron que no podíamos salir de allí hasta que se hiciera de noche, bajamos, nos metieron en la caja de un camión, y nos trajeron hasta aquí.
Trabajamos 16 horas en un sótano, haciendo ropa, allí dormimos y comemos. Cuando pasó el primer mes le pedimos el sueldo y nos dijeron que había que estar trabajando sin cobrar 1 año, para pagar el pasaje, y que si alguno se fugaba lo pagaría su familia.
Pasado ese tiempo nos dijeron que los papeles nos costarían otros seis meses, algunos se fueron, pero yo me quedé, me dan 20€ a la semana, y puedo salir de vez en cuando, como hoy, la ropa que fabricamos se vende en las tiendas de aquí, muy cara, lleva marca, y nadie dice nada, yo lo único que quiero es que se pase el tiempo y me den mis papeles, y poderme ir a otro sitio, no sé donde pero lejos, ya solo me quedan dos meses y me los dan.
.- Si, pero ¿por qué has dicho que no te dolía lo que dijéramos?, ¿es que te da igual lo que pensemos de vosotros?
.- No, ustedes no tienen que entendernos, ustedes no me hicieron salir de mi país, ustedes no me han esclavizado durante este tiempo, ha sido gente de mi país, la misma que nos dijo que había que protestar, gente en la que yo confiaba. De buena gana me volvería con mi familia, pero tampoco puedo, no tengo ni papeles, ni dinero, y no quiero ir a la cárcel, por eso no puedo hablar, ellos son poderosos, y yo, solo un sin papeles. Bueno se me hace tarde.
Echó la mano al bolsillo para pagar.
.- No tranquilo, te invito yo.
.- Gracias, gracias, adiós.
Y se marchó sin levantar la cabeza, sin ni siquiera haber dicho su nombre ni procedencia. Pagué su cerveza como agradecimiento a su charla, y me fui como si nada hubiera pasado, justificando mi falta de atrevimiento, por no denunciar el caso, con la disculpa de que si lo hacía, lo perjudicaría más a él que a sus carceleros; mentira, pero siempre se encuentra jabón para lavar la ropa.
No lo he vuelto a ver por el barrio, mejor, prefiero pensar que le han dado los papeles y se ha ido, así mi conciencia no me hace preguntas ásperas, que no sabría responder.
En un bar, de cierta ciudad, un día, de algún mes, de cualquier año.



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