viernes, 3 de octubre de 2014

¿Por qué?


¿Por qué?

   ¿Por qué te arreglaste tanto,

para ir a ningún sitio?

   ¿Por qué fuiste hasta aquel puente,

para aprender a volar?

   ¿Por qué aquellas casas colgadas,

no te alejaron del centro?

   ¿Por qué no dejaste carta,

que explicase el desatino?

   ¿Por qué quien algo supiese

dejó blasfemar tu nombre?

    Prefirió sellar sus labios

ante las dagas de acero

junto a las lenguas de cobre.

   ¿Por qué lanzarse al abismo

en vez de volar al cielo?

¿Por qué una pradera verde

se convirtió en un desierto?

   ¿Por qué  te eché yo de menos

si apenas te conocía?

¿Por qué creí que eras mi ángel,

y mi alma sigue creyendo

que me cuidas día a día?

      El asfalto te esperaba

y contra él te estrellaste,

no hubo ramas que pudieran

nrenarte en aquel instante.

    Siempre estarás a mi lado,

tampoco te  he de olvidar,

aunque nunca hayas estado,

y aunque tú no me recuerdes

jamás negaré tu nombre

sin parecerme un pecado.

Una preciosa joven que disfrutaba del su viaje en el tren de la vida
y al fondo:
el lugar donde algo, hizo descarrilar su vagón

                     En aquel día, yo contaba catorce años. 

Después de pasados más de cuarenta, ya tocaba acordarme de ti, en este mi blog.


para:  Carmen

3 comentarios:

  1. Nunca se encuentra conformidad cuando un amigo se va de nuestro lado trágicamente.Son experiencias que nos marcan de porvida. Yo perdí dos amigas en mi edad adolescente. En mi recuerdo pareciera fue ayer. Preciosa y a la vez triste tu poesía querido Carlos. Te saluda con cariño America Santiago.

    ResponderEliminar
  2. Carlos tocas la fibra y pellizcas el corazón. Gracias

    ResponderEliminar