El dedo acariciando
la curva del metal.
El frío del cañón,
acariciando mi sien.
Un percutor que
susurra atendiendo la llamada.
La palma de la
mano, sintiendo poderosa,
muñeca y antebrazo,
seguros y convencidos.
Noches y noches en
vela,
con los recuerdos de antaño.
Cómo explicar que
es volar
al que nunca alzó
su vuelo,
creyendo que todo
gira
anclando los pies
al suelo.
Que difícil explicar
la caricia.
Esa que fluye flotando
sumida en la suspensión.
Cuando el corazón
no late,
el alma está
enamorada.
La respiración se
pierde
montada sobre una alfombra
con dirección a la
nada.
Cada día
deambulando
con el peso de tu cuerpo.
Cada noche
renunciando,
al abrazo de la luna.
Eslabones de cadena
forjados año tras año
van recogiendo
abalorios
que arrastramos de
por vida,
unidos por los grilletes
impuestos desde la cuna.
Me impactó tu poesía en su caudal de versos melancólicos. Abrazos querido amigo Carlos. Firma, America Santiago.
ResponderEliminarFeliz día jefa.
EliminarImpactante y poderosa pluma.
ResponderEliminarSilencios.
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