martes, 11 de octubre de 2022

El Gatillo

 


 

El dedo acariciando la curva del metal.

El frío del cañón, acariciando mi sien.

Un percutor que susurra atendiendo la llamada.

La palma de la mano, sintiendo poderosa,

muñeca y antebrazo, seguros  y convencidos.

 

Noches y noches en vela,

 con los recuerdos de antaño.

Cómo explicar que es volar

al que nunca alzó su vuelo,

creyendo que todo gira 

anclando los pies al suelo.

 

Que difícil explicar la caricia.

 Esa que fluye flotando

 sumida en la suspensión.

Cuando el corazón no late,

el alma está enamorada.

La respiración se pierde

 montada sobre una alfombra

con dirección a la nada.

 

Cada día deambulando

 con el peso de tu cuerpo.

Cada noche renunciando,

 al abrazo de la luna.

Eslabones de cadena

 forjados año tras año

van recogiendo abalorios

que arrastramos de por vida,

unidos por los grilletes

 impuestos desde la cuna.

 



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