lunes, 2 de noviembre de 2015

Inconfesable.



    Ha llegado la mañana,
de nuevo ha salido el sol,
la negación de la vida
se guarda bajo el colchón.

    Los pies desnudos al suelo,
la cabeza levantada,
y el gesto ante los demás
de una sonrisa pintada.

    Un día más esperando
a que la luna aparezca
entre nubarrones negros,
que por fin llegue la noche
y poder estar a solas
con la musa de los sueños.

     Entre sábanas, a oscuras,
en el silencio agradable,
abrazando nuevamente
a su amante inconfesable,
la muerte, esa adorada,
ilusión inalcanzable.




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