lunes, 2 de noviembre de 2015

Una película




Tarde de martes….  otoño.….  Hojas amarillentas cubren la calzada……   la lluvia intermitente hace el paseo poco apetecible….  Llaman su atención las luces intermitentes de una marquesina………..
La proyección ya ha comenzado……. Sentado justo al lado, de la salida de aire caliente, la tiritona de su cuerpo empieza a desvanecerse….  las siluetas de la pantalla se difuminan, dejando que solo el sonido, cree sus propias imágenes en el relajado cerebro….

     Convertido en actor, en un contexto afín a sus inquietudes, transforma el sufrimiento en placer   …. Los campos de minas en prados inmensos…. Las trincheras en parques de juegos….  Las armas en paraguas de chocolate….   Toda la agresividad bélica del film, se ha convertido en PAZ.


       Es espectacular, se dirigen en su avance hacia el patio de la escuela un escuadrón de coloridos payasos, del cielo caen sacos de golosinas atados con globos y al caer al suelo, detonan, haciendo sonar música de campañillas tintineando, dejando salir cientos de confetis.

  Las canciones infantiles inundan verdes praderas  haciendo que se balanceen de un lado a otro los tallos, en cuyos extremos, con una gran sonrisa dibujada, se encuentran margaritas amarillas y blancas que invitan a elevarse al cielo a infinidad de pensamientos.

   Una mano se apoya sobre su hombro…. Abre los ojos..  Allí a su lado se encuentra el acomodador... hace rato que la película ha terminado.

  De nuevo en la calle, entra en una tienda de juguetes…. Hasta llegar andando a su casa, debe de atravesar las calles semidesiertas de un barrio algo conflictivo, los niños prepotentes en manada lo acechan con su mirada….  Se acerca a ellos sin miedo…. De su bolsillo, saca unos caramelos y unos cuantos objetos transparentes.

  Feliz se dirige hacia su casa…..  Aquellos, siempre maléficos adolescentes, quedan jugando bajo una farola……..  Esta noche han cambiado las navajas por canicas…….  Hoy aquella calle….. Tendrá unas horas de PAZ.




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