lunes, 3 de junio de 2019

El precio de Soñar




      Clavada rodilla en suelo
y los codos apoyados
en el banco de delante.
    Frente a la boca que reza
las manos entrelazadas
solicitando perdón.
    La mirada en esa cruz
coronada por espinas.
   La mente…  quien sabe donde
y el alma llorando sangre
bajo la luz de un candil
que cuelga  en aquella esquina.

     Su plegaria no atendida
por los hombres y mujeres
que por la calle transitan
viene a contarle a su Dios
a ver si este la escucha.
     Tan solo un cacho de pan
para llevar a la boca
en un rincón abrigado
con un cartón como cama.
     Tan solo poder dormir
sin el asedio de porras
de los hombres de uniforme,
y poder soñar de nuevo
con sus días de juventud
vestida de linda dama.









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