domingo, 11 de mayo de 2014

Información (3)


            A partir de aquel momento su vida empezaba a cambiar. Todas las mañanas, allí estaría a las ocho en punto como un clavo.
    .-buenos días, ya veo que es usted puntual
.-señora, no la quiero ver coger ni una caja, que pesan
    .-yo me llamo Berta ¿y tú?
.-Matías
    .-y no me llames señora ni de usted que me haces más mayor de lo que soy
     Después de las nueve, ya una vez que se abría al público, se iba a los escalones a sacar unas monedas para otros gastos y sobre todo para intentar no dar mala imagen en la tienda. A las dos volvía a comprar el pan y a por lo que tuviese a bien darle para llevar a casa. Siempre había algo y de vez en cuando le daba alguna botella de aceite o le compraba cosas que ella no tenía: carne, pescado, algún utensilio de cocina. Eso casi todos los días, así que él se deslomaba si hacía falta para que ella no moviese ni un dedo y a las nueve en punto, estuviese todo colocado y presentado en el escaparate.
     A los quince días, Lidia estaba aún más preciosa, se le empezaban a rellenar un poco más los pómulos, las piernecitas, todo el cuerpo y además había dado un estirón. Cada vez que miraba a su mujer y veía como su palidez iba desapareciendo, le entraban más ganas de descargar las cajas que hiciera falta. Por primera vez en mucho tiempo se habían olvidado de la palabra hambre y la sensación de angustia del estomago antes de irse a dormir.
.-una pregunta Berta, ¿a qué hora va usted a comprar todo esto?
     .-hay majo, casi todos los días a las siete estoy en el merca
.- ¿y allí se lo cargan en la furgoneta?
     .-si, si, lo cargo yo
.- ¿cómo? de eso nada, mañana estoy yo allí a las siete
    .-estas bobo ¿y vas a ir andando?
.-claro
   .-mira, a las seis y media aquí en la puerta y así bajamos juntos y vas viendo, por si algún día caigo mala y te toca echarme una mano.  Estoy pensando en contratarte, pero las cosas no andan bien y solo de seguros
.-bueno por ahora podemos seguir así, todo se andará cuando mejoren los tiempos y pueda. Demasiado se gasta en nosotros, bien se yo que muchos días no tendría que tirar nada, aparte de lo que compra fuera, sin hablar de los caprichos y ese peluche tan grande para Lidia
       Pasados unos cuantos días, Berta se empeñó en acercarlo a casa al medio día para conocer a Gloria y Lidia. Berta no se podía imaginar con lo que se iba a encontrar.
 .-gire y métase por ese camino de la izquierda
        (Unos cientos de metros más adelante)
.-aquí es
    .- ¿y tu casa?
.-se la quedó el banco con todo lo que había dentro
    .- ¿y tu familia?
.-mi familia está dentro
    .- ¿padres, hermanos?
.- del resto prefiero no acordarme, es lo mejor
    .- ¿entonces vivís aquí?
.-claro, pase, siéntase como en su casa.   Gloria, Lidia, mirar quien se ha empeñado en venir a  conoceros en persona
     Al entrar y mirar a su alrededor a Berta se le cayó el alma al suelo.
     .-pero que pequeñaja más guapa
       Gloria le cogió las manos y empezó a besárselas
         .-gracias señora, no sé, como agradecerle lo que hace
     .-Matías trabaja más de lo que debe y vosotras sois guapísimas
         .-no tenemos aquí nada que ofrecerle, ni siquiera un sitio cómodo donde sentarse, lo único si le gustan los macarrones y no le importa, se podría quedar a comer con nosotros, aunque lo vea todo un poco así, la limpieza no escasea
       .-macarrones con bacón y tomate, justo lo compró Matías ayer
     Volvió a mirar todo su alrededor, luego escaneó de arriba abajo a Gloria y por fin detuvo su mirada en aquella muñeca de pelo ondulado, a la que se le salían los ojos de la cara según la miraba.
     .-está bien, acepto su invitación
         .-siéntese en esta silla, es la más segura
    .-esto está buenísimo
          .-una hace lo que puede, pero gracias
    .-decidido, necesito a Matías en la tienda y a una persona que atienda mi casa
.-no, por pena no
    .-que pena me pueden dar unas personas a las que se les ve tan felices. Además solo tengo una manera de pagar tu trabajo y el de Gloria
        .- ¿mi trabajo?
   .-sí, tú (claro si te apetece) vas a mantener mi casa limpia y además así tendremos la comida hecha y calentita cuando lleguemos al medio día y para eso que mejor que vivir allí
.-no podemos permitirlo
    .-el piso me queda grande, yo estoy muy sola y a esta niña le hace falta una cama como dios manda. O sea, que ya está todo hablado
        .-pues mira, yo digo que sí, a mi no se me caen los anillos por fregar
    .-eso sí, yo os doy alojamiento y comida, pero lo de cobrar no sé como la haremos o lo que podré pagaros y cuando
      .- ¿dinero?, ya se verá, primero habrá que probar si nos entendemos en la convivencia diaria
        .- ahora solo puedo comprar ropa para Lidia. Mis armarios están llenos y con unos arreglillos la ropa de mi marido te quedará estupendamente y para ti hay un montón de cuando yo era joven, que además ahora es lo que está otra vez de moda
    Con el tiempo (poco) fueron cogiendo confianza, contándose experiencias vividas, momentos felices y también terribles de su pasado.
    Un día hablando Berta y Gloria, salió el tema del huevo de chocolate, el cumpleaños de Lidia, el día antes de que Matías entrase en aquella tienda por primera vez.   Gloria podía haberlo ocultado, pero no le parecía justo, así que le contó toda la verdad.
     Pasaron unos días y aprovechando que el sábado por la tarde estaba cerrado, Berta mandó a Matías a la tienda para que recolocase las estanterías, poniendo en la parte de fuera los productos con fecha más cercana a su caducidad y al tiempo hacer una limpieza a fondo.  Le dijo que sin prisas, tenía todo el domingo por delante si no acababa antes de la hora de la cena.
    Lidia dormía con las manitas cruzadas, como un angelito la siesta en su habitación, mientras Gloria y Berta conversaban mientras esperaban a que la linda muñeca se despertase, sentadas en el sofá y haciendo como que veían la tele, a la que no prestaban ninguna atención.
    .-oye, que ya son las seis
       .-voy a despertar y vestir a esta mona
    .-a mi me dejas que la peine, me encanta tocarle el pelo
        (Salieron a dar un paseo)
       .- ¿te apetece que le compremos un regalo a papá en esta tienda?
.-ti, pa papá
          Entraron y estuvieron mirando los objetos en las estanterías para hombre. La verdad, aquellos artículos no tenían nada, pero nada  de asequibles.   Eso sí, eran una preciosidad  casi todos.
        .- ¿qué te gusta para papá?
.-eto
           Una suave bufanda de cachemir marrón clarito, con un pájaro de colores bordado en un extremo.
    .- ¿nos podría envolver esto para regalo?,  si puede ser, lo pone en una caja en la que sobre sitio
            .-por su puesto, sin ningún problema
      Rellenó el fondo de la caja con papeles rebujados de distintos colores, dejándolos esponjosos para que la bufanda quedase un la parte central de la caja.
   .-espera por favor, no cierres la caja aún
            .- ¿desean algo más?
       .-sí, escúcheme un momento.    Yo soy la mujer y esta la hija
            .- ¿pero de quien?
        .- del hombre que entró y la amenazó para al final llevarse un pequeño huevo de chocolate. Perdónelo si puede, pero eso era el regalo de cumpleaños para esta niña
         (La dependienta se quedó muda)
       .-entiendo que haya llevado el arma a la policía, o que la haya tirado, pero si aún la tiene, nos gustaría recuperarla
      Se fue a la trastienda y sin desenvolverla del bonito pañuelo ya lleno de polvo, la puso en la caja debajo de la bufanda, haciendo que se confundiéndose entre los papales. Seguidamente, cerró la tapa y la rodeo con una cinta ancha y brillante, haciéndole un lazo en la parte superior.
    Se dio la vuelta y cogió algo disimuladamente. Salió de detrás del mostrador.  Se puso en cuclillas junto a la niña y le ofreció un huevo decorado con florecitas rosas de los nuevos que habían llegado, especiales para princesitas.
           .-cógelo, es para ti
      .-como se dice
.-gazas
           .- ¿me das un beso?
.-no
       .- ¿y por qué no le das un besito? que te ha hecho un regalo
.-no
            .-no pasa nada, otro día será, oye pero recuerda que me lo debes
.-tí, oto día
        .-gracias por no hacer la denuncia
              .-imagínese, que llego y le digo a la policía o a mi propia jefa, que ha entrado un señor, me ha atracado, se ha llevado un huevo de chocolate y se ha dejado olvidada la pistola sobre el mostrador. Ja, ja, no darían crédito a mis palabras y seguro me echarían la bronca, por no pedirle el carnet de identidad antes de marchar
        .-tiene razón, pero según es, lo más seguro es que se lo hubiese dado
             .-me gustaría volverlo a ver
    .-pobrecito, vaya vergüenza
            .-sin prisa, cuando él lo crea conveniente
       .-adiós y muchas gracias
            .- ¿como se llama la niña?
 .-Lidia
           .-adiós Lidia y ya sabes, me debes un beso
.-tí, oto día

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