domingo, 6 de enero de 2019

A oscuras




             Hoy les contaré una historia de las que solo un niño puede recordar durante un breve espacio de tiempo al despertar o a veces hasta que otra historia parecida capta su atención.
              Por suerte carca de un niño que empieza a curiosear con su mente, a veces se encuentra cerca una madre con paciencia, tiempo, papel y bolígrafo. Para recopilar todo aquello digno de recordar junto a él, cuando crezca.
            Era la noche de reyes.     Una vez todos los pequeños dormidos, el padre fue a sacar los regalos de la despensa y dejarlos en el salón-comedor donde los envolvería en papel de regalo,  poniendo en cada uno de ellos la respectiva tarjeta con el nombre del afortunado.
                La madre fue hacia la cocina a colocar en una bandeja tres vasos de agua, tres mazapanes y un cuenco con piñones y pasas para que los tres magos repusieran fuerzas para el resto del camino.
         Una voz que nunca había oído parecía decir el nombre de su niño.    A toda prisa se dirigió hasta su habitación, abrió la puerta y allí estaba, sentado en la cama, a oscuras hablando con la nada.
     .- ¿Qué haces? Venga a dormir
.- espera. Estoy hablando con él
      .- si no hay nadie
.- Sí, está ahí de pie, como muchas noches pero ah claro, tú no lo puedes ver
     .- con una condición, que me digas todo lo que él dice para apuntarlo
.- Mamá, pero no puedes encender la luz o dejaré de verlo
       .- no te preocupes lo aremos sin luz.
.- dice que hoy me va a contar una historieta que tú olvidaste cuando te hiciste mayor pero que yo debo recordar
       .- Para eso estoy aquí
       La madre tomó aire, colocó el bolígrafo sobre el cuaderno y…
  
     El padre entró y dio la luz para ver qué pasaba.
El niño lo miró fijamente y gritó:
.- --- Por Qué, porqué has hecho que se marche.








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