miércoles, 22 de febrero de 2023

Gorras en el armario 015

 


           La hora de la consulta se aproximaba nerviosa.

  Caminaban sin prisas dirección al hospital con la ilusión dibujada en su rostro.

      Empezaban un largo camino llenos de incertidumbre, obstáculos que superar uno a uno, días de risas y noches de lágrimas, pero siempre de la mano unas apretando las otras.

 

            Todas las salas estaban llenas de tristeza, apatía, pesadumbre, caras enfermas de gesto resignado pero aquella, la de oncología infantil  parecía estar pintada con los colores más lindos.          Estaba separada de las demás para evitar molestias; que pena que las risas de los niños tuviera esa consideración.  

     De vez en cuando pasaba alguna enfermera con cara seria pidiendo silencio.   Los padres bajaban la cabeza y los niños callaban por un instante, unos segundos que desembocaban en una nueva algarabía.

    En aquella sala pequeña, sin ventanas, pintada de gris y con dos grandes plafones en el techo, por muy decaído que entrases, enseguida eras infectado por el virus letal de la alegría.

 

Ester.- entra Jaime que te toca

Jesús.- me alegro de veros, sentaros

Laura.- y nosotros de verle a usted

Ernesto.- buenos días

Jaime.- ves doctor Jesús, si ya lo sabía yo

Ernesto.- oye que es el doctor

Jesús.-  di que sí, ¿qué es eso del usted entre amigos?

Jaime.- pero si yo lo he llamado doctor

Laura.- calla, que no es eso

Jesús.- entonces, ¿estás preparado para comenzar?

Jaime.- sí, ahora ya estoy contento, el otro doctor no me gustó nada

Laura.- por cierto, el doctor Batista nos dio recuerdos para usted

Jesús.- fue profesor mío en la facultad y mira, tienes razón, era muy seco.   Pero enseñaba mucho y muy bien

Ernesto.- lo mismo nos dijo él de usted, bueno de ti

Jesús.- así mejor, yo soy Jesús a secas, no soy más que vosotros por tener un título en la pared

Jaime.- entonces, a ver: yo, ¿cómo tengo que llamarlo a usted doctor Jesús?

Jesús.- bueno eso va a ser muy largo;   cuando estemos así en familia solo Jesús, pero cuando haya alguien más que te parezca muy serio me tienes que llamar:

   Ilustrísima señor, doctor Jesús. Que no se te olvide

    Ester, apúntaselo en un papel para que no se le olvide, lo doblas y lo llevas siempre en el bolsillo por si acaso

Jaime.- a vale, yo me lo aprendo

      - Ester no paraba de reír, mientras intentaba escribir en un papel ese tratamiento-

Ester.- perdone, ¿cómo ha dicho que lo llame? Es que ya no me acuerdo

Jesús.- díselo tú Jaime, desde luego estas enfermeras

Jaime.- no se qué y luego señor don doctor Jesús

Jesús.- ¿te das cuenta? Y sin haber estudiado

Jaime.- pero ¿Cómo era la primera palabra?

Jesús.- esta escríbela con mayúsculas para que lo entienda bien; ILUSTRÍSIMA

Jaime.- sí mejor, porque su letra no se entiende nada

Jesús.- es verdad escribe muy raro

Jaime.- no, si me refiero a la suya doctor Jesús

Jesús.- ahora sí que me has apañado

Ernesto.- estos niños son…

Jesús.-  el lunes comenzamos, ¿os parece bien?

Ester.- ¿el lunes?

Jesús.-  perdón el martes.  Que hace tiempo que llegué al acuerdo con la dirección de que para que la gente mayor esté más tranquila y los niños más a su aire, los ciclos de tratamiento se les den el mismo día.

Laura.- mejor

Ester.- el martes pronto aquí en ayunas.      Te harán un análisis;    y entonces ya os podéis ir a desayunar.

       Cuando tengamos los resultados te verá el doctor y después te llamaremos para que pases a una sala donde ponerte la medicación.

Laura.-  ¿yo puedo entrar con él?

Ester.- el primer día bueno, pero después debe esperar fuera, es mejor

Jesús.- oye  ¿cómo llevas el ejercicio?

Jaime.- corro todas las tardes alrededor del parque, una vuelta o dos

Jesús.- ya hablaremos, aquí tenemos un gimnasio muy chulo, pero eso para más adelante

      -Jaime a eso, ya no puso tan buena cara-

           -Jesús se levanto del sillón y estiró su brazo-

Jesús.- ¿sigue el trato hecho?

-Jaime, intentó abarcar la mano con sus pequeños dedos para apretar con fuerza-

Jaime.- ¡prometido!

Jesús.- para casa y ya sabes, para los análisis en ayunas

Ernesto.- muchas gracias por todo

Laura.- eres una joya de persona, gracias Jesús;    y tú también Ester

Ester.- hasta el Martes familia

 

 

 

    Poco a poco la sala se iba quedando vacía y en silencio.

 Cada una de las familias, se llevaban para casa una pizca de ilusión y un puñado de bondad.

 

 

 


 

 

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