Siéntate aquí, junto a mí,
sin miedo ni
cautela,
cierra los
ojos y vuela.
Imagina un mar profundo,
extenso, dormido,
sin olas.
Ahora un cielo celeste
sin nubes, ni
aves
que perturben
su luz.
Un universo cerrado,
negro como el
carbón
sin luna ni
estrellas.
Un extenso prado
exento de
flores y colores
que escapen
del verde.
El infinito de un trigal
con la quietud
de la ausencia
de brisa,
sin final, ni
horizonte.
Por
último piensa;
Sobre la mesa inexistente
un folio
virginal, blanco,
esperando a
ser leído
con los ojos del
alma.
Ahora abre los ojos,
vuelve a mirar.
Verás el mar agitado,
bravío y
tormentoso.
Un cielo cubierto
con nubarrones
grises
que amenazan
lluvia.
El universo repleto
de incertidumbre
sobre el más
allá,
que cae sobre
tu pecho
aplastando tu
sueño.
Un verde difuminado
por flores de
mil colores
que no te
dejan
apreciar la hierba.
El viento agita los ocres
tumbando la
mies,
levantando un
amasijo
de pajas y
polvo.
Aquí sigue estando el folio,
blanco,
virginal, impoluto.
Ni la bravura de las olas,
ni la tormenta
cargada
de truenos y
rayos,
ni el más allá,
ni el más acá,
ni tan
siquiera los colores,
ni los
remolinos polvorientos
inmutarán su virtud
ante tu
mirada.
Solo yo lo convertiré
en guerra o
paz,
en inquietud o
sosiego,
en oscuridad o
luz,
en mal o en
bien.
De mí mente depende
lo que plasme la
pluma.
De la tuya dependerá
cómo lo
quieras leer.
Ojos de Gata@2024
Grandioso ojos de gata sumergidos en un mundo donde la dualidad no se presta al vacío ni a lo absurdo.
ResponderEliminarExcelente representación de la dualidad en la que nos movemos. Bellos versos maese. Para mí siempre el mar embravecido y la galerna. Besiños de mayo.
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