lunes, 24 de febrero de 2014

Angélica-19.- Cómo gatas en celo

   Al día siguiente el padre de Angélica, volvió a llamar como habían convenido. La superiora, después de agradecerle su preocupación, dejó que él, expusiese su planteamiento.
.-de verdad que se lo agradezco, pero creo que es mejor dejar las cosas que sigan su curso y que sea lo que dios quiera
    .-de todas formas estoy a su entera disposición
.-gracias lo tendré en cuenta
    Esa tarde recibió otra llamada. Era el periodista local. Según la información que había llegado a sus oídos por fuentes fidedignas bien informadas, el gerente de bienestar social, hacía tiempo que había suprimido las trabas en los despachos para retrasar lo de Angélica, por lo que en breve se daría fecha para ver su caso.
    Terminada esa llamada, marco el número del abogado, para concretar día y hora, para lo antes posible.
    El viernes por la tarde, recibió la visita del abogado y un representante de la asociación.  Con ellos se comprometieron tanto ella como Sor Beatriz, a testificar para favorecer la acogida por parte de esa familia.
    Sábado noche. Como estaba previsto, cuando todas ya dormían, se reunieron en la biblioteca mirando las estrellas detrás de aquel ventanal. Las dos fueron contando todo lo ocurrido a la madre lo ocurrido aquel viernes con pelos y señales. Todo, hasta lo sucedido en la discoteca y el sábado por la mañana en la iglesia.
    Su cara pasaba en segundos de estar sorprendida a hacer muecas de sonrisa, en ciertos momentos se mostraba aterrorizada por la que estaba oyendo. Cuando terminaron el relato, eran ya las cinco y media. Había que irse a dormir,
      .-gracias por ser tan sinceras
   .-le prometí que se lo contaríamos todo
      .-mañana aquí a la misma hora, nosotras también tenemos algo que contarte
.- ¿a mí?
      .-sí a ti, es muy importante y tienes que saberlo lo antes posible
   .-madre, ¿está segura?
      .-sí, aquí secretos tenemos todas, incluso Sor Beatriz
    Cada una a sus aposentos, aunque la madre, no pudiese pegar ojo después de lo escuchado, tenía una sensación rara en el cuerpo, no entendía por qué tenía que ser Sor Beatriz y no ella la protagonista de aquellas aventuras.
   Aquella intimidad creada entre la hermana y la mocosa la ponía del hígado, solo deseaba que saliese pronto el juicio, contra antes se dictase sentencia, antes desaparecería de sus vidas aquella mierda de angelito.
   Cuando tuviesen que ir a la ciudad, iría ella sola con Angélica, el testimonio de Sor Beatriz, no debía tener relevancia.
    Hasta entonces, seguiría como si nada hubiese pasado. Tal vez el apoyo de la hermana, aún le podía ser útil para cualquier inesperada eventualidad que pudiera surgir.
     La noche del domingo se volvieron a encontrar, misma hora mismo sitio. Sor Beatriz callaba, apoyando su hombro en el marco de la ventana.  La madre, con los brazos cruzados, comenzó a relatar los hechos a Angélica con rostro afligido, mientras esta sorprendida, intentaba asimilar la cascada de información desconocida sobre lo ocurrido en el exterior.
        .-sí, Angélica, sí. Hay una familia que te quiere en acogida hasta que cumplas la mayoría de edad, y yo pienso declarar para que eso ocurra.   También es cierto que he mandado varios informes favorables al juzgado con respecto a tu impecable comportamiento, aquí están las copias selladas por el registro para que veas que es cierto.   Últimamente tu madre, también ha reclamado tu custodia, pero no la apoyaré, es una jugada retorcida que si puedo no voy a permitir. Aunque pueda parecerte extraño, el único que no reclama tu custodia en tu padre, pero tiene un motivo fundado y para que lo entiendas te tengo que contar una cosa que no sé cómo te afectará
    .-madre, ¿cree que es necesario?, ¿no lo puede dejar para otro día con más calma? por hoy creo que ya es bastante
       .-ya está bien de ocultarlo todo, mejor de una vez y se acaba la historia
.-termine, quiero saber toda la verdad, si no, no haber empezado
       .-bien, aparte de sus problemas habituales, hubo algo que fue el detonante para su separación.  Tu madre le confesó que tú no eres su hija, eres fruto de un desliz en un viaje de negocios.  Él te quiere incluso más que antes, pero si pretendiese tu custodia con una simple prueba de ADN, tendría perdida tanto la custodia como el posible régimen de visitas
   .-entiende a la superiora, debías saberlo antes de que enterases en el juicio
        .-perdona, pero en poco tiempo se celebrará y mejor que tengas tiempo para asimilarlo
.-esto es una mierda, todo lo que he trabajado para nada
    .-no digas eso
.-y usted, bien callado se lo tenía. Ojala que aquel día no hubiesen llegado a tiempo y así se habría acabado todo de una puta vez
         .-por favor Angélica
    .-cálmate, ven dame un abrazo
.-que le den por culo
    Salió dejando la puerta abierta y se subió a desahogarse, metió la mano por dentro del almohadón y no paró de destrozarla a pellizcos hasta hacerle un gran boquete.
   Sor Beatriz, derrotada, la superiora orgullosa, quedaron calladas tras el ventanal mirando el universo hasta el amanecer.
   .- madre, ¿no cree que ha sido demasiado directa? se lo podía haber ido diciéndoselo yo poco a poco por las tardes
        .- ¿y a que estaba esperando?
    .-me voy a mi cuarto hasta la hora del desayuno
        .-yo también
    Angélica estaba hundida en la miseria. Su madre, la había engañado todos estos años. Su padre en realidad no era su padre, las personas en las que confiaba, le habían estado ocultando la realidad.
    Ella solo era una rata de laboratorio, con el que todos pretendían mercadear, al final sería entregada como una esclava al mejor postor. Tal vez incluso para la hermana y la superiora, solo había sido una excusa para lavar su imagen mostrando sus logros como se muestra a un mono de feria.
    Ni el lunes ni el martes apareció por la biblioteca y las tareas que tenia asignadas, estaban sin realizar.  Se levantaba, hacía su cama y se salía al patio sin ni siquiera desayunar. Se tumbaba bajo un ciprés que había cerca del muro y allí se pasaba las horas mirando al cielo.
    Todas pasaban de ella. No sabían nada de lo ocurrido. Pensaban que tenía permiso de la superiora para hacerlo.
    Sor Beatriz la miraba a través de los cristales, pero no sabía que podía decirle, no se le ocurría de que manera pedirle disculpas y a la superiora le daba lo mismo, cómo siempre se pasaba casi todo el día metida en su despacho.
    El miércoles, por la mañana llegó otra carta certificada dirigida a Son Inmaculada, llevaba el membrete del obispado y debajo de él estaba escrito a mano y entre paréntesis: (abrir y leer junto a todas las hermanas)
     A la hora de la comida, llamo que se acercasen a Sor Úrsula y a Sor Lupe, que estaba de cuidadora en el comedor de las internas.
        .-hermanas, he recibido una carta del obispado y me indican que debo de abrirla y leerla en presencia de todas.
     Después de leer atentamente su solicitud y valorar con tranqui- lidad la situación descrita por el sacerdote que realiza los oficios religiosos en su capilla, decido:
Denegar la solicitud hecha por  Sor Inmaculada de ser reem- plazada como superiora por Sor Beatriz.
Denegar la solicitud de Sor Inmaculada de petición de cese en sus labores en la congregación.
Reafirmar a Sor Inmaculada,  como madre superiora, teniendo en cuenta su experiencia e ido- neidad para llevar a cavo la reforma interna de la institución, con el fin de adaptarla a las necesidades que en estos momentos se reclaman, para la mejor inte- gración en la sociedad de las internas, que allí cumplen su reclusión por orden judicial.
    Sor Virginia vio frustrada su ambición, pero el resto de hermanas lo vieron como la mejor opción para salir de aquella situación de intranquilidad que producía la incertidumbre del futuro.
     Esa misma tarde, Sor Beatriz, miraba como siempre desde la biblioteca hacia el ciprés del patio. Qué extraño, Angélica no estaba tumbada a su lado.   Salió a ver si la veía, quizás se había escapado o simplemente, había decidido cambiar de sitio donde meditar.
     No estaba por ningún sitio, ¿se habría escapado de verdad? No lo más seguro estaría en el dormitorio.   Al mirar hacia arriba la vio, estaba allí, en el segundo piso, una especie de almacén que se utilizaba como trastero para cosas obsoletas.
    Al verla sentada en la ventana con las piernas colgando por la parte de fuera contra la fachada, no se lo pensó dos veces.  Subió corriendo las escaleras, entró y la agarró con fuerza justo en el momento en que su cuerpo se inclinaba hacia delante para precipitarse al abismo.
.-suélteme hermana
    .-no voy a permitir esta locura
.- ¿no lo ve? Esta vida no merece la pena
    .- ¿Cómo que no? Perdóname por no haberme acercado a habar con tigo, pero no sabía que decirte
.- ¿y ahora lo sabe?
    .- no ¿para qué te voy a engañar?   
.- deme una sola razón para vivir o déjeme intentarlo. Si sale bien, se habrá acabado mi sufrimiento
    .- ¿y si sale mal?
.-pues un tiempo en el hospital y luego me traerán aquí otra vez y volveré a llevarme todos los castigos, a fregar los suelos yo sola y mi soledad, me hará olvidar la realidad, como hice los primeros meses que pasé aquí
    .-no seas boba, te prometo que nadie sabrá lo sucedido aquí arriba
.-está bien, pero no crea que esto acaba así, mi final, el cómo y el cuándo, lo decidiré yo, siempre que no me pille un coche o me caiga una teja
     .-vamos pequeña, bajemos a la biblioteca a tranquilizarnos un poco
.-por mí no lo haga, estoy más tranquila que nunca
      .-hazlo por mí
.-de acuerdo, pero tenemos una conversación pendiente. No se me ha olvidado
    Antes de la hora de cenar, la superiora siempre estaba en su despacho. Sor Beatriz entro sin llamar como un torbellino.
    .- ¿ve lo que ha pasado? Había que habérselo contado poco a poco
       .-era necesario que lo supiese
   Su rostro déspota e indiferente, delataba la hipocresía con que estaba contestando.
   .-bien nos ha engañado, es usted una vieja amargada
        .-Un respeto soy su madre superiora
   .- ¿mi superiora? Y una mierda. Mi superiora es la persona que hacia las reformas porque se había dado cuenta de sus errores
        .- ¿Quién ha hecho las reformas?
   .-usted no, lo único que ha hecho, ha sido intentar salvar el culo
       .-salga inmediatamente de mi despacho
   .-si el padre de Angélica no hubiese llevado a cavo la investigación, todo seguiría igual y encima él, intentando salvarla de la quema
       .-te he dicho que salgas de aquí
   .-y yo te he dicho que no me da la gana. Me vas a oír te pongas como te pongas y que lo escuchen todas, no me importa
       .-prepárate, esto te va a costar caro
   .-me importa un bledo, o cambias de aptitud o te cambio yo, aunque para eso tenga que llevarte a los juzgados
    Con un portazo cerró la puerta y se dirigió directamente a su cuarto, sin cenar y tampoco aquella noche acudió al último acto de oración.
   Las voces se habían escuchado en todo el convento. Era tal la conmoción que nadie se atrevió a hacer el mínimo comentario. La sonrisa malvada de Sor Virginia, contrastaba con los rostros serios del resto de hermanas.
   A la mañana siguiente y después de meditar un rato en la biblioteca, Sor Beatriz volvió a irrumpir en el despacho.
        .- ¿qué hace usted aquí?
    La hermana llevaba en la mano el carnet del padre de Angélica, en el que estaba apuntado su número de móvil.
   .-vengo a llamar por teléfono
        .- ¿y quién le ha dado permiso?
   .-a mi no me prohíbe nadie comunicarme con el exterior, y menos usted
       .-salga ahora mismo y manténgase recluida en su cuarto hasta nueva orden
   .-salga usted, si no quiere que la saque yo arrastras
      Llena de impotencia y rabia, ante la diferencia de fuerza entre ambas, la madre salió abriéndose paso entre quienes habían acudido al oír los gritos, con el teléfono arrancado de cuajo entre sus manos.
   .-Angélica, vamos a la puerta de entrada
    Faltaba poco para las nueve y media, a esa hora solía llegar el cartero. Por suerte había correspondencia, una carta que dejó encima de una mesita que había a la entrada ante la ausencia de la superiora.
   .-por favor, ¿nos puede usted llevar a la ciudad?
          .-pero aún me quedan un par de pueblos por repartir y aquí solo coge una en el asiento
   .-da igual, iremos más apretadas
   El cartero accedió a llevarlas, era una situación en la que no sabía cómo hacer lo correcto.
   .- ¿tiene móvil?
      .-sí, claro
   .-déjemelo por favor. Angélica, llama a tu padre, que venga a la ciudad y que te encontrará en la pensión
.-pero tardará al menos tres horas
   .-da igual, dile que perdone, pero es necesario que te cuide hasta que termine yo de hacer unas cosas
.- ¿qué cosas?
    .-ya lo sabrás
.-PAPÁ
      .-hola Angélica, ¿qué pasa?
.-Sor Beatriz me dice que vengas a la ciudad y que te reúnas con migo en la pensión, es urgente
      .- ¿pero qué ha pasado?
.-que va a ir no sé donde, por que no me lo quiere decir y quiere que estés aquí con migo hasta que ella vuelva, no sé más. Bueno sí, pero eso lo hablaremos cuando llegues
     .-tardaré al menos un par de horas
.-da igual, tú ven y que no te importe que sean tres, yo estoy perfectamente, así que tranquilo por la carretera, te espero a la hora de comer
      .-llegaré antes
.-bueno sin prisas
   Después de un tortuoso viaje, llegaron a la ciudad.
    .- ¿haría el favor de acercarnos a esta dirección?
        .-de acuerdo, pero quien me mandaría a mí
    .-el señor
       .-pues cuando lo vuelva a oír, ya sé que lo mejor es no hacerle caso
    .-el señor nunca se equivoca y seguro que premiará su buena voluntad
        .-no se preocupe, no me cuesta ningún trabajo, de todas formas paso cerca de allí
    Llegaron a la pensión, como es normal nadie las esperaba.
    .-señora, señora
        .-hermana, ¿como ustedes por aquí?
   .- ¿está libre nuestra habitación?
        .-sí
    .-Angélica, que se quede en ella, hasta que llegue su padre y luego que esteren hasta que yo vuelva
       .- ¿pero pasa algo?
    .-nada de importancia. Por cierto; ¿me podría prestar dinero para el taxi? tengo que ir a un sitio
        .- ¿cuánto quiere?
    .-lo suficiente para ir a la otra punta de la ciudad y volver
        .-tenga cien, así estamos seguras de que le sobre
.-hermana yo quiero ir con usted
    .-donde voy, tú no puedes venir, sube a la habitación y espera a que llegue tu padre
        .- ¿pero pasa algo grave?
     .-poca cosa. Y venga quien venga, usted no nos ha visto, aunque sea la guardia civil
        .-me asusta hermana
     .-no se preocupe, se lo que hago
  Angélica se subió a la habitación. Estaba preocupada, no sabía si se dirigía a la comisaria a poner una denuncia, al obispado a dar una queja o tal vez volvía al convento a enfrentarse con la superiora;  ¿porqué dejarla en un sitio seguro?,  ¿para prevenir represalias hacia ella?

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