Las túnicas ya planchadas
esperan sobre la cama.
Los nervios en las entrañas
esperando la señal
anunciada por campanas.
La iglesia abre sus puertas,
se nos rompe el corazón
al ver la oración del huerto,
el primero que
aparece,
comienza la procesión.
Tus nietas con sus
tulipas
desfilan junto a
la acera,
Tu hija, hoy va cargando
bajo ese ángel dorado,
bajo el mismo
que hace años
tu padre
también
cargó.
La horquilla bien agarrada,
el hombro
apoya con fuerza
empapándose en sudor.
Capuz
blanco, cruz morada,
cordones blancos con borlas
ceñidos a la cintura.
Baila el olivo en
su altura
la marcha procesional.
La banda marca los pasos,
tres adelante,
uno atrás.
Emoción a flor de piel
cuando ves que se aproxima.
No
llores abuela,
no.
No llores madre, no llores,
que
la catedral nos mira,
que está
pasando Jesús,
y todo Cuenca Suspira.
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