Tanto
te amé,
que
el adiós
me
hizo odiarte.
No
es que consiga
alcanzar
la indiferencia.
Pero
que tranquilidad,
lo
que el cuerpo lo agradece.
Gracias.
Y
no se te ocurra volver.
Para entender, antes de leer nada, hacer una reflexión:...... Lavarle la cabeza a un burro, es perder, agua, tiempo y jabón.
Tanto
te amé,
que
el adiós
me
hizo odiarte.
No
es que consiga
alcanzar
la indiferencia.
Pero
que tranquilidad,
lo
que el cuerpo lo agradece.
Gracias.
Y
no se te ocurra volver.
Cuatro simples letras, las primeras de mi nombre y las iniciales ordenadas de esta pequeña familia.
Una abreviatura que me sirve como firma en mi nombre y en el de ellas.
Como unas siglas que nos representan, al tiempo que al final de cada escrito me recuerdan que el respeto que quiero para nosotros, debo plasmarlo en las palabras que anteriormente he dirigido a cualquier otro.
Todo un mundo y una vida comprimida en una esquina.
Un poema corto y directo,me encanta,es la pura realidad.
ResponderEliminar¡Chapeau!
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