Pasaba el tiempo y Alynka no
encontraba el momento dentro de su incertidumbre. Tenía
que contarle toda la verdad a Tago y algunas cosas a Luna que aún no sabía.
¿Estarían preparados? No podía tomar una decisión sin consultarla
con ellos y oír su opinión.
Primero intentó explicarles lo que eran los ángeles y como ella había
llegado a formar parte de ellos.
Les relató con detalle las
historia de su bisabuelo, cómo el destino hizo que conociera a Juan “aquel
forastero de ojos verdes”, de cómo él la volvió a reencontrar pero en el cuerpo
de Rubén y de los males que azotaban aquella sociedad y las circunstancias en
las que le tuvieron que vivir y morir.
De la primera noche en el
cementerio y de los meses posteriores en aquella grieta hasta que nació Luna.
Luna.- ¿pero mi padre quién es?
Alynka.- pues no lo tengo claro, genéticamente Rubén,
pero eso creo da igual; para mí, tú eres hija de Alhaba. Hija y tataranieta de
dos ángeles
Tago.- entonces tú, ¿eras mala?
Alynka.- después de tantos años, no tengo nada claro
Tago.- pero Virginia… era muy mala
Alynka.- pero yo no soy Virginia y
tampoco me atrevería a juzgarla; Esto
solo es su cuerpo
Tago.- y mi cuerpo ¿de quién es?
Luna.- tú cuerpo es tuyo, no
tienes ningún ángel dentro, o eso creo.
Tago.- ah. Vaya susto
Les
habló del reino de la luz; que si su puerta no se habría pronto de nuevo, todo
sería pasto de las tinieblas.
Que las alas de los ángeles se terminarían
difuminando. Les contó de aquellos que deambulan por la penumbra y vuelven al
mundo convertidos en piedra.
De ese resplandor que portaba
ella, que ya no tendría sentido.
Tago.- ahora lo entiendo
Alynka.- ¿de verdad lo entiendes?
Luna.- pues yo no
Tago.- por eso tu luz en la
cueva no dañaba mis ojos aún siendo tan intensa
Alynka.- puede ser
Luna.- porque ella es especial
Llegaba la hora de revelar algo doloroso, ese
secreto guardado durante tanto tiempo. Alynka,
por un instante agachó su mirada avergonzada de lo que debía contar a Tago.
-Luna se acercó a tago y echo su brazo por encima del hombro-
Luna.- por favor Tago intenta
entender; tú eres como un hijo para
ella, como un hermano para mí, pero…
No tuvimos más remedio, teníamos para
sobrevivir.
Alynka.- tienes que saber que
nuestro primer alimento, con ese mismo que a ti te alimentamos, con ese, el que durante tiempo subsistimos hasta
encontrar animalitos, aquello era la carne de tus hermanos, los que quedaban
sin vida, tirados, al no poder llegar de vuelta en la noche tras la recolección
de piedras.
Tago.- ¿Y yo?
Alynka.- tú, era distinto
Luna.- es que tú estabas vivo,
pero te tuve que atizar
-Tago la miró
fijamente--
Luna.- oye, que me intentaste
morder
Tago.- lo siento, tenía miedo
Luna.- no teníamos otra cosa que
comer, tienes que perdonarnos
Tago.- pero porqué, eso no es
malo
Luna.- ¿no es malo?
Tago.- vosotras no quitabais
ninguna vida, pero ahora si estamos robando la vida a los animales y a las
plantas
Luna.- bueno, visto así
-Tago entonces se quedó mirando fijamente a
Alynka-
Tago.- según nos dices, eso que
llamáis alma, es devuelto en forma de piedra.
Vosotras utilizabais los cuerpos,
mi pueblo reutiliza las almas, pero mi pueblo no es malo, no mata.
Luna.- pero ser bueno es curarlos
Alynka.- tal vez ellos no saben
Tago.- yo he aprendido que
salvar es bueno y por eso los arrastro hasta la puerta
Luna.- cuando tú mueras, seguro que volverá a
abrirse la puerta del reino de la luz para ti y seguro deprenderás más
brillo que cualquier ángel.
Estaba a punto a
amanecer, sus ojos se cerraban de sueño, se acostaron, pero tardarían mucho en
quedarse dormidos pensando en esa conversación.
Alynka estaba llena de contradicciones, lo que siempre había asumido
como bueno no lo era. Las tradiciones y
reglas que habían imperado en las distintas sociedades como mandato divino no
las entendía.
Tenían mucha más razón de ser las palabras
sencillas que escuchaba de los labios de Tago, que todo lo dicho por sus
maestros durante años.
¿Deberían dejar de comer animales y dejarse morir en soledad dentro de
su oscuridad?
Tago y Luna, una noche fueron a jugar al cementerio, buscarían algo parecido a eso que Alynka llevaba colgado al cuello y que era tan bonito. Ella (Alynka) se marchó sola a observar a los recolectores y a pensar.
Si alguno caía,
lo recogería para que a su partida, Tago no se encontrase solo.
Todos entraron; todos
menos uno que quedó tumbado bajo su cesto.
Alynka se acercó; demasiado tarde, su cuerpo estaba sin vida.
Intento darle aliento de nuevo, para
cargarlo a sus espaldas y llevarlo a la grieta, pero todo resultó inútil.
Esperó a su lado cogiendo
con fuerza sus manos; ya estaban
demasiado frías.
Allí lo dejó.
Nadie vino a untar su frente de negro, nada
salió de su cuerpo que se dirigiese al firmamento.
Volvió
desolada; su tristeza era la contraposición al exultante ánimo de los dos
alborotadores.
Habían encontrado una
piedrecita blanca, trasparente y estaban tejiendo una bolsita donde meterla para luego poderla llevar colgada al cuello.
Luna.- mira, la hemos encontrado y es muy bonita
Tago.- mañana buscaremos más y
así ya tendremos un colgante para cada uno
Luna.- este es para Tago, porque
la vio él
Tago.- íbamos andando y de
repente vi como brillaba.
Parecía tener luz propia como tú,
pero no creo, solo era que en ella, se reflejaba un rayito de la luna
Luna.- pero es muy bonita, mira
y es transparente
-- Alynka no hizo demasiado
caso al hallazgo en ese momento—
Tago.- que te pasa que estás tan
triste
Alynka.- que no he podido
ayudarle; se ha quedado allí tendido,
sin vida. Están tan deshumanizados que ya no tienen alma.
Luna.- entonces son…
Alinka.- sí, como los animales, no
entienden del bien ni el mal, solo se rigen por las leyes de la naturaleza, su
única misión es sobrevivir con los medios que se exponen a su alcance
Tago.- ¿entonces yo tampoco
tengo alma?
Luna.- ¿y yo tampoco?
Alynca cogió sus manos y cerró los ojos; pudo sentir como la fuerza del bien le
invadía los antebrazos y recorría su cuerpo entero con gran fuerza, como si una
corriente eléctrica la abrazase
Alynka.- sí, vosotros tenéis alma
y es muy grande y fuerte.
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