Y de pequeño pregunté: ¿Qué es música?
El maestro me respondió:
.- es el arte de bien combinar los sonidos y estos con el tiempo.
Yo intentaba que las notas fueran agradables y cada una coincidiese correctamente en cada parte del compás compasillo, con mucho respeto a sus partes fuertes y débiles.
Entonces descubrí que también había corcheas y semicorcheas; que existían: la ligadura, el puntillo; que los silencios tenían una importancia crucial a la hora de de amalgamar los sonidos.
Que no todo era dividido en cuatro partes, también en tres, en dos y que de ellos salían diversas combinaciones de: cinco, seis, siete nueve, doce. Un mundo nuevo, un tiempo distinto, unas estructuras que yo nunca había imaginado.
Los tonos y semitonos se combinaban entre sí formando distintas escalas. Que la diversidad de acordes era infinita y que las disonancias daban color (esas alteraciones impropias que yo pensaba prohibidas).
Un día quise componer ruido: eso que debería ser unos sonidos mal combinados y sin respeto por el tiempo.
Me di cuenta después de analizar lo compuesto que el ruido no existe.
Toda la estructura coincidía correctamente con el ritmo discordante que yo le impregné y aquellas notas exageradamente distantes entre sí y sus tonalidades, se enclaustraban unas en otras tal y como en el atardecer las había imaginado. Aquella melodía de semicorcheas bailaba con los tresillos precedidos de mordentes y acompañados por escalas saltarinas.
Un “llamémoslo” algo que mi profesor nunca llegó a entender, pero que a mí me trasportaba a un mundo donde aquel día soñé vivir.
Pasaron los años, cambiaron los tiempos y un día ya de mayor, oí en la radio a un grupo que venía del otro lado del mar. Combinaba distintos instrumentos nunca usados en la música comercial. Algo muy parecido a aquello que de joven compuse. Algo apreciado por todos, ahora ya, sí se consideraba música.
Volví a coger aquella cinta
de casette que ya casi ni se oía y sí, tuve la suerte de volver a cerrar los
ojos y sentirme de nuevo en un mundo, al
que solo yo, en aquellos años me atreví
a acceder. Tal vez me adelanté al
momento en que deben de suceder las cosas.
Da igual.
Dibujad vuestro mundo y disfrutadlo en cualquier modo de expresión.
Será solo vuestro hasta que otros quieran llegar a él y encuentren a alguien que les pague el viaje.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España) 2022.
Me encanta Carlos. Como la música misma.
ResponderEliminarsiempre buena compañera
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