viernes, 23 de septiembre de 2022

El Ocaso Cap. 09

 


 

 

Tago.- yo quiero que mis hermanos también la tengan alma de esa

Luna.- ¿pero entonces? ¿las piedras que caen?

        Alynca recordó que el tiempo es distinto y que antes de abandonar las tinieblas debían de pasar un tiempo de reflexión y purgatorio.  Aquellos que  tuvieron conciencia del mal y no lo evitaron,   los que no hicieron el bien solo por egoísmo, las últimas almas que existieron son las que ahora llegan desde el universo.

 

Tago.-  y si yo muriese y se abriese para mí  la puerta de la luz, se harían fuertes de nuevo todas las alas de los ángeles y os podrían ayudar a salvar a mis hermanos y enseñarles como a mí me habéis enseñado  y entonces tendrían alma y podrían unirse conmigo en el reino de la luz.

Luna.- no, eso no, tú no te puedes morir

Alynka.- hay que pensar.  Tú muerte no es la solución

Luna.-   antes moriría yo

Alynka.- dejar de decir bobadas y a dormir

    Aquel día los tres soñaron, los tres tuvieron pesadillas, los tres despertaron sobresaltados Viendo aquella misma imagen:     Tago estaba sobre una gran piedra hablando a sus hermanos y un Halo de luz blanca parecía envolverlo ante la admiración de todos.

 

     La noche siguiente, sin dudarlo en la noche de cuarto creciente se despojó de sus vestimentas y salió a ayudar a sus hermanos.

               Fue acompañándolos hasta la puerta uno a uno portando sus cestos.   Ellos solo agachaban la cabeza, ni lo miraban, era una visión sin respuesta emocional. 

  Tal vez el miedo, quizás la constatación de las historias que otros habían dicho vivir.

       El último llegaba demasiado cansado.

     Tago se lo cargó al hombro sujetándolo con el brazo y  con la otra mano agarró el cesto.

    Esta vez no lo dejó tendido en la puerta, entró hasta el habitáculo, lo depositó en el suelo y volvió a salir rápido desapareciendo en la noche.

    Tago ya se aproximaba a la roca donde estaban ocultas Alynka y Luna.   

       Su rostro, el de Tago, radiaba exultante de felicidad.

 

 

Alynka.- ¿qué tal te encuentras?  Vendrás cansado

Tago.- podría haber estado ayudando mucho más tiempo

Luna.- Que bien que hoy ninguno de ellos quedó atrás y podrán estar tranquilos

Tago.- en realidad esos cestos no pesan apenas;     ahora entiendo que los cuerpos alimentan más que las almas

Alynka.- por favor cállate ya; siempre que piensas en voz alta me dan más ganas de quitarme estas alas

Tago.- no, no se te ocurra hacer eso nunca

Luna.- no podrían estar en nadie, mejor que en ti

Alynka.- si  tuviera la potestad de colocarlas en alguna otra espalda… 

Tago.- las deberías poner en Luna

Luna.- de eso nada, las pondría en ti, que eres quien las merece

 

          Hasta el amanecer, estuvieron jugando, corriendo y riendo entre las rocas.   El firmamento estaba cargado de nubes, pero no parecía fueran a descargar.        De vez en cuando se tumbaban boca arriba e intentaban encontrar formas con que nutrir sus sueños, esas que el viento iba modelando con cambios constantes.

 

    Cada noche Tago salía a acompañar a los recolectores, pero solo ayudaba a los más necesitados.        Esa era su función en aquella comunidad y si él realizaba esa labor, ya no serían necesarios y lo que no era útil ya se sabía lo que pasaba con ello.

         Tras varios días de dar vueltas y vueltas a su mente y de hablar sus reflexiones con Alynka y Luna, llenó un cesto con animalitos y otro con brotes.        Se puso en la puerta y a cada uno,  según llegaba,   antes de entrar les hacía abrir la boca, metía en ella un animalito unos pocos brotes,  les hacia masticar y tragar como Alynka hizo con él.

     

     -Tenía una gran duda que le rondaba por la cabeza.-

Tago.- tengo una cosa en la que me tenéis que ayudar

Luna.- quieres que te ayudemos con los más débiles

Tago.- no, no es eso

         -La mirada de Alynka se perdió en ningún sitio-

Tago.- ¿donde miras?

Alynka.- yo creo que eso sería una solución

Luna.- no entiendo

Alynka.- pero ningún ser se alimenta de su misma especie

Tago.- claro, eso estaría mal.

 

          La nueva alimentación aunque escasa, empezaba a causar efecto positivo y ya se ayudaban entre ellos como condición impuesta por Tago.

            Ya no llegaban a la puerta uno a uno, lo hacían en grupo y se esperaban entre sí.

              Luego,  se acercaban a los cestos de comida;    y respetaban la ración que se les había asignado.   Tago de pie a su lado, les hablaba de respeto y colaboración, que la ayuda que hoy habían prestado, mañana la solicitarían ellos, de que nada es inútil si está en el sitio correcto.

  Alynka y Luna también lo escuchaban ocultas en un sitio cercano.

       Tenían que indicarle más pasos con los que avanzar y organizar su autosuficiencia depositando su confianza en unos pocos de ellos.

       

       En el sitio donde un día se puso aquel primer brote que dio una flor, el color verde ya cubría el suelo y las paredes,  círculos de colores lucían diferentes brillos y tonalidades;   también se marchitaban, siguiendo así su curso de vida y reproducción.

 

Tago.-  esta noche entraré al habitáculo

Luna.- ¿para qué?

Tago.- a ver si todo sigue igual y a escoger a alguno de ellos para que me ayude en la continuación con lo que iniciasteis vosotras

Alynka.- entonces no podrás salir

Tago.- esperare a que pase el día y anochezca de nuevo, podéis estar tranquilas todo irá bien

 

     Entró en el habitáculo; los pálidos retrocedieron ante la presencia de Tago, era cierto, estaba de nuevo allí, no era una invención lo contado durante tantos días.

    Se amontonaron en un rincón.

         Las luces tenues seguían parpadeando en lo alto de las paredes.

    El molino dejaba de dar vueltas, los niños se escondían tras el montón de escombros.

     En la planta inferior las mujeres atemorizadas pararon al verlo, dejo de girar el elemento con forma de estrella de cinco puntas y todo quedo a oscuras;  el mismo miedo les hizo volver a empujar con fuerza y ponerlo de nuevo en movimiento para que la luz volviese.

        En un cubículo anexo cerrado con una gran puerta su antiguo hogar. 

    Sin luz y en un espacio reducido descansaban las pieles oscuras.   Encerradas, para que no tuviesen contacto con las mujeres pálidas. 

    Pudo ver con sorpresa como los hombres regurgitaban algo del alimento ingerido para dárselo a las mujeres y los niños.     Los que tenían alguna herida, eran cuidados con delicadeza por las mujeres y los niños escuchaban atentos las palabras de quienes repetían lo que Tago les había dicho esa noche.

        Hoy sería el mismo Tago, el que les hablaría; lo haría contándoles una especie de cuento que todos oían con gran atención.

 

       Al anochecer escogió a dos hombres, el más fuerte y el que se veía más débil aún siendo joven.   Dos mujeres, una de ellas estaba embarazada.     Entre todos escogió a dos niños y dos niñas, tal vez los que habían escuchado sus palabras con más atención.

     

              Los acompañó hasta la Grieta que fue el hogar de Alynka en su gestación y crianza de Luna, hasta que llegó Tago.

                --Ya no olía tan mal—

             Era profunda y tenía una gran boca, que tendrían que tapiar dejando solo aberturas para que entrase algo de luz indirecta.

          Allí ya había muchos animalitos y brotes de los que poder alimentarse.

 

         Alynka y Luna se acercaban cada noche al recinto de hormigón;    sin ser vistas dejaban el cesto con alimentos junto a la roca desde donde Tago cada noche les había hablado tantas veces.

 

     

     


  

 

 

4 comentarios:

  1. Jupiter012007@gmail.com24 de septiembre de 2022, 1:17

    Interesante la historia y me quedo ensimismado por la construcción de la trama. Ahora es Tago quien nos pesca la atención.

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  2. Gracias Profe.. ya estamos apunto .. llegando al final

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  3. Me leí los 9 capítulos de corrido. Al principio me costó internarne en la trama. Después e me atrapó . Encontré ficción pero también está presente la filosofía y teoría de teología. Woowww impresionante.. para mi Alynka ke cede las alas a Tago .. será???? estoy espectante ...

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    1. Yo es que soy muy raro,, ja, ja, ja,
      Un abrazo mi Gran luna.

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