viernes, 10 de marzo de 2023

Gorras en el armario 022

 

 

 

 

       Al día siguiente de nuevo a la escuela, Jaime no iba a permitir que aquello lo derrotase y le impidiese ver a sus amigas.    Callado, sin decir nada a nadie, seguiría con su rutina y así sus padres podrían seguir con la suya.

     De vez en cuando se sentía mal pero allí estaban Adry e Inma, para darle fuerzas y disimular su pesar.

      Por suerte estaban los tres sentados en los pupitres del fondo, fuera de la mirada atenta de los maestros y con la vista en las espaldas del resto de alumnos.

   En el patio a nadie le extrañaba el que estuviesen los tres solos, apartados, era algo habitual en ellos, nada se salía de lo cotidiano.

 

-             Un día de esa semana de vuelta a casa, en la puerta de la biblioteca pública, Inma vio un cartel que anunciaba una charla sobre la enfermedad de su amigo al día siguiente por la tarde.   

           Cuando llegaron sus padres a comer les dijo que le gustaría ir a esa charla.

Padre.- ¿y ese interés?

Inma.- porque  quiero saber que es

Madre.- ¿pero tú estás segura?

Inma.- sí, es a las ocho y media de la tarde y podemos ir perfectamente

Padre.- no es un tema sencillo, ya te aviso

Inma.- ya, ya, pero quiero ir

Madre.- a mi me parece bien, aunque no entiendo tu interés

Padre.- yo sigo pensando que aún no tiene edad para ir a ciertos sitios

Madre.- me imagino que tenga un buen motivo, si no nos lo quiere decir, pues no vamos

Inma.- de verdad, todavía no os lo puedo decir

Padre.- entonces iremos y cuando puedas ya nos lo dirás

Inma.- ¡ah! y otra cosa más ¿podéis hablar con los padres de Adry y así vamos juntas?

Madre.- a ver, tú ya lo has hablado con Adry y no le dejan

Inma.- no, no; todavía no he hablado con ella, pero por si sus padres no quieren

Padre.- ¿y cómo sabes tú que ella quiere ir?

Inma.- estoy segura

Madre.- bueno, pues yo mañana cuando vea a su madre se lo comento.    Lo que me fastidia es tanto secretismo, pero vosotras sabréis.

 

-         La madre de Inma llamó a la madre de Adry para comentarle la propuesta

-         La madre de Adry acepto el ir (más que nada por curiosidad) así que quedaron en reunirse en un sitio cercano los dos matrimonios con sus hijas, media hora antes para intentar sonsacarles lo que les rondaba por la cabeza, pero no fueron capaces de que soltasen ni una palabra.

-         Entraron en el salón de actos y se sentaron en la última fila.       Junto a la  mesa larga del escenario, varias personas hablaban en corro mientras poco a poco entraba el público y se iba acomodando en las diferentes filas de asientos.

-         A las ocho y media se sentaron tras la mesa.

-          Uno de ellos cogió el micrófono en mano para dar las buenas tardes a los asistentes.

(Era el doctor Hernández)

Doctor.- por favor silencio.  Creo que todavía falta gente, o eso me gustaría, pero para no alargar mucho la cosa me iré presentando.

 -Bajó del escenario y fue recorriendo el pasillo central-

 ...- Pues bien; soy Jesús Hernández.      Trabajo como médico en el servicio de oncología en el hospital.

     Por suerte, muchos de ustedes ni me conocen ni han oído nunca hablar de mí, aunque hay algunos que sí me conocen por diversas circunstancias.

        El cáncer y no se asusten por oír esta palabra, es una enfermedad que lleva mucho tiempo entre nosotros, con distintos nombres por desconocimiento y desde que se empezó a investigar por desgracia parece crecer como la espuma.

    Eso no quiere decir que antes no lo hubiera o tal vez habría menos, ahora por causa de nuestros vicios y la alimentación parece incrementarse

      La ciencia lleva su evolución, seguro que muchos oyeron decir: pues a fulano, le salió un bulto y le fue creciendo hasta que se murió.    Era simplemente un bulto, un tumor, pero no se sabía por qué se había formado y como darle solución.    Ahora eso se estudia, se analiza, se diagnostica y se intentan paliar las consecuencias.

     Yo recuerdo que de pequeño oía a mi padre decir que su tía, había muerto de un cólico miserere, ya ves tú.

 Ahora por suerte todos sabemos que eso era una simple apendicitis, que al no extirparla y además asociarle unos paños calientes con el fin de rebajar el dolor,  pasaba a producir una peritonitis y en unos días morían por la infección repartida por el cuerpo.    Ahora por suerte eso ya es raro que pase.

-         Terminado el paseo por el pasillo, volvió a subirse al escenario y de forma familiar se sentó sobre la mesa.

….- Desde aquí se ve la cosa de otra manera y tengo que decirles que me da pena.  ¡No!, de ustedes no.

     Me da pena ver que un tema tan actual como es el cáncer no tiene el interés suficiente como para llegar a los tres cuartos de la ocupación de esta sala.

    Me da pena ver que casi todos ustedes pasan de los cincuenta.    Un ramillete de unas veinticinco personas, están entre los treinta y los cincuenta y me encuentro con la grata sorpresa de ver a dos niñas de unos diez años junto  sus padres, que sin conocerlas ya me imagino quienes son.

  Pero sí, me da pena no ver a nadie de entre los quince y los treinta; jóvenes que son el futuro de esta ciudad, de este país y que piensan que esto no les afecta a ellos.

      Perdón, sí hay uno, el fotógrafo del periódico.

 Gracias por asistir, espero que no hayas venido solo a sacar las fotos o por lo menos intenta sacarnos lo más guapos posibles.

         Ahora me gustaría dar paso a una de mis pacientes.

-         El doctor se bajó del escenario y se sentó entre el público.

Aurora.- hola amigos, me llamo Aurora;     me gustaría empezar diciendo que por suerte y gracias al doctor Hernández, puedo decir que he superado el cáncer, aunque nadie está libre de que pueda reaparecer.

    Tuve la suerte que  por una de esas casualidades de la vida el tumor me lo detecté muy pronto, en la ducha y enseguida fui y me puse en sus manos.

         Me lo quitaron y no tuve que recibir ni quimio, ni radio cómo muchas de mis compañeras. Sí que estuve con medicación tres años pero ahora puedo estar aquí hablando tranquilamente con ustedes; diciéndoles que el cáncer se puede superar, que por supuesto la detección temprana, siempre es la mejor medicina y que al primer indicio, a la primera sospecha, no hay que tener miedo de ir al médico, pues el acudir pronto es una garantía de poder salvar la vida.

  Se habrán dado cuenta que fuera sobre una mesa hay un montón de folletos;    a la salida cojan uno y léanlo atentamente, sin asustarse porque hay síntomas que pueden ser comunes a muchas enfermedades, pero si en algún momento varios coinciden, no duden en acudir a su médico.     Mejor que les digan que eso no es nada,  a que lo dejen pasar y el tiempo juegue en su contra.

       Ahora les dejo con otra compañera que tiene seguro algo interesante que contarles.

-         Entre aplausos cedió el micrófono a una señora muy elegante.

Clara.- Buenas tardes,  yo me llamo Clara. 

             Yo soy una de esas personas que dejó pasar el tiempo, tal vez por desconocimiento y después por no querer saber, por miedo, no lo sé;  por pensar que sería otra cosa sin importancia.

-         Se puso de pie para pasear por el escenario-

     Cómo ven voy vestida con pantalón, jersey de cuello alto, un pañuelo en la cabeza y  sombrero de ala ancha en la mano.

       Con el tratamiento me afecta mucho la luz solar, por lo que tengo que protegerme la mayor parte del cuerpo.

     No crean que me avergüenzo de mi aspecto, si por mi fuera saldría a la calle con una falda corta, una camisa bonita y luciendo mi preciosa cabeza.

-         En ese momento se quitó el pañuelo-

…- No dirán que no estoy guapa.  Pensarán que estaría más guapa con mi melena larga y ondulada,  a veces yo también lo pienso.

  Hay personas que disimulan su aspecto con una peluca, otras se encierran en casa por no sentir la discriminación o el asombro de la sociedad y una minoría, abandonan el tratamiento porque su vida deja de tener sentido.

     Primero me tocó pasar por una delicada operación.

  Ahora estoy con la quimioterapia y después me esperan las sesiones de radio y tratamiento de pastillas durante años.    Para que engañar, me queda mucho camino por delante que de fácil no tiene, ni va a tener nada.

   Muchos pensarán que soy una valiente;   no, no soy nada valiente.       Se lo que es tener cada día el miedo metido en el cuerpo.

              Se lo que sentía al ponerse el pijama en el servicio, para no desnudarme delante de mi marido y viese mi torso sin pechos durante mucho tiempo.

        Recuerdo aquellas lágrimas, cuando en el cepillo empezaron a quedarse mechones de pelo, sentir un miedo atroz a que mis hijos no quisieran ir conmigo por la calle por vergüenza.

           Miedo a no superar este trance y dejar a mi  hija pequeña sin una madre que la cuidase.   No piensen que los mayores o mi marido no me importan, pero las madres me entenderán.

     No soy una valiente, pero si soy una afortunada.

     Tengo la suerte de estar en manos del mejor médico del mundo, de tener una familia que me apoya y que me hace reír cuando me ve decaída, unos amigos a los que no le importa ir conmigo a tomar un café o salir a una Fiesta,  unos compañeros de trabajo que nunca me miraron como a un bicho raro e hicieron mi parte de faena cuando yo era incapaz de hacerlo y unos colegas de viaje que me regalan ilusión a cada momento.

         Soy una persona como ustedes; eso sí, con menos pelo.   ¿Pero a que estoy guapa?   Ahora dejaremos que siga con la charla el doctor Hernández,  que yo me lío a cascar y no paro.

-         Se sentó entre aplausos y de nuevo el Doctor cogió el micrófono  y esta vez se sentó en el borde del escenario para estar más cerca de los asistentes-

Doctor.-   Como ven, hay tratamientos pero que algunos son muy agresivos.

      La ciencia avanza día a día, pero el avance no es tan rápido como desearíamos;   para los investigadores cada logro es un paso de gigante con meses o años detrás, pero para el paciente, no es más que una partícula de ilusión, de esperanza para los que vengan después.

    Nos vemos obligados a luchar contra una fiera a base de puñetazos, pero la fiera está dentro del cuerpo del paciente, con lo cual esa persona es la que recibe todos los golpes y todo su cuerpo se resiente.

       El dolor, el cansancio, se apodera de sus días y necesitan más que nunca “como nos decía Clara” el apoyo de todo su entorno.

     Yo por suerte, he asistido a muchas conferencias por todo el mundo, conferencias en las que he aprendido mucho dentro del campo de la oncología;    pero eran conferencias para profesionales. Cuando empecé a dar charlas, me di cuenta que eso no me servía de nada a la hora de hablar a las personas de la calle, que ellos no eran los encargados de diagnosticar y tratar esta dura enfermedad, pero que en sus manos tenían una gran medicina que no venía en pastillas, una medicina que yo solo no era capaz de administrar.

   Esa medicina se llama comprensión, afecto, un abrazo, un beso.   Un aceptar con normalidad a la persona;  sus cambios de humor, sus tristezas, sus miedos, sus nuevos cambios a nivel físico sin apartar la mirada.

      Los enfermos de cáncer no nos pueden contagiar su enfermedad, pero nosotros, si les podemos contagiar las ganas de vivir, un puñado de felicidad y la sensación de sentirse queridos.

-         Volvió  ponerse de pie en el escenario y dirigió su mirada a la última fila-

…- Muchas gracias por haber venido pequeñas y gracias a vuestros padres por traeros;    yo creo que por hoy ya está bien, tenéis que cenar y acostaros, que mañana hay cole.  Creo honestamente que para lo que viene después no tenéis edad.

-         Los padres hicieron caso al doctor y salieron de la sala con sus hijas.     Una vez la puerta se cerró de nuevo pasó a dar la palabra al último invitado, una persona con metástasis avanzada,   desahuciado por la medicina que ya nada podía hacer por él.

-          Un hombre que luchaba cada momento para vivir con dignidad los pocos momentos que le quedan en este mundo.

 


     

2 comentarios:

  1. Muy bueno este capìtulo . Me pareciò excelente la exposiciòn del doctor ante la audiencia , por su empatìa en su discurso con los enfermos de càncer .. Lo importante que es el amor y comprensiòn de las personas del entorno del enfermo.

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