A la siguiente semana se reforzarían las horas de clase en casa dos
días a la semana por la mañana, los otros tres días lectivos iría con sus
compañeros de siempre o al menos lo intentaría.
Ernesto.- he estado hablando con D.
Ramón y me ha dicho que conoce a un profesor que está jubilado y que se dedica
a dar clases por las casas, más que nada por no aburrirse y que si queremos
habla con él
Jaime.- pero yo no quiero más
maestros, yo quiero seguir yendo al colegio
Ernesto.- ¿pero tú te ves capaz?
Jaime.- yo creo que sí, aunque
algún día falte
Laura.- yo creo que el niño tiene
razón; tiene que ponerse unas metas
e intentar conseguirlas, para hablar con ese señor tiempo hay.
Jaime.- pero… si no lo logro y al final suspendo
Ernesto.- no, eso ni lo pienses;
esta y el resto de batallas se van a ganar.
Imagínate que suspendes, pues otro año será, no vas a ser ni el primero
ni el último que repite curso
Jaime.- entonces habré perdido
esa batalla
Ernesto.- no, habrás suspendido un
curso o ni eso, un trimestre que recuperarás sin problema. Pero habrás ganado la batalla de la vida con
ímpetu al no rendirte.
Laura.- yo cuando estudiaba en C.O.U.
Casi suspendo
Jaime.- ¿también estuviste mala?
Laura.- no sé si eso se puede
llamar enfermedad, se me fue la cabeza por culpa de un engendro de dos patas
Jaime.- ¿y era grave?
Laura.- mucho, mira aún me dura
Jaime.- ¿pero tú estás bien?
Laura.- no me puedo quejar
-Ernesto se partía de la
risa y Jaime a cada palabra de su madre se preocupaba más-
Jaime.- pues tendrás que volver
al médico
Ernesto.- no hagas caso, ese del
que habla soy yo. Fue cuando empezamos
a salir como novios
Jaime.- ¿pero vosotros fuisteis
novios?
Laura.- claro y luego ya nos
casamos
Jaime.- a sí, de eso si me
acuerdo
-los dos comenzaron a
reír-
Laura.- vamos termina de comer y
te echas un poco hasta que llegue Andrés.
Estaban terminando de
recoger la mesa cuando sonó el timbre; al abrir la puerta allí estaban el
doctor junto a su esposa “Claudia”
Ernesto.- ¿Cómo ustedes por aquí,
pasa algo?
Jesús.- no tranquilos, no pasa
nada. Ella es mi mujer Claudia, el es Ernesto el
padre de Jaime
Laura.- ¿quién es? (desde la
cocina)
Ernesto.- el doctor Hernández con
su señora, pero estate tranquila que no pasa nada
- Laura y Jaime salieron
corriendo al pasillo-
Ernesto.- ella es Claudia; esta
es Laura y este malandrín Jaime
Laura.- pero pasar al salón que
hago un café
Claudia.- ven Jaime siéntate aquí a
mi lado; me ha dicho Jesús que te portas muy bien
Jesús.- bueno, se va portando
Claudia.- he estado hablando con un
compañero y ha programado una cita para ti y tus padres “ya os llamarán un día
de estos” es un tipo muy simpático y solo porque a veces es bueno hablar las
cosas
Ernesto.- pero no es nada grave
Jesús.- no, es el psicólogo de la
asociación, que hace un seguimiento de los enfermos y sus familiares
Ernesto.- a nosotros no creo que
nos haga falta
Claudia.- mejor, pero en estos
casos una ayuda nunca viene mal, que se le da muchas vueltas a la cabeza y de
cuando en cuando hay que ordenar la azotea
Laura.- ya están aquí los cafés y
la azúcar para que la pongan a su gusto
Ernesto.- me estaban diciendo que
nos va a dar cita el psicólogo para vernos
Laura.- pues me parece bien, no
nos vendrá mal
Claudia.- así es como hay que ser
Laura.- ya nos habló de usted
Claudio, la pone por las nubes, solo tiene palabras de reconocimiento para
describirla
Claudia.- ah mi tocayo, un gran
tipo, con sus rarezas, pero buena persona
Jesús.- por lo que he podido oír,
desde que está junto a ellos no lo conoces; todo a raíz de la noche que fue
Jaime a urgencias
Ernesto.- es uno más de nuestra
pequeña familia
Jaime.- y Raúl y Patri También
Claudia.- entonces sois muchos
Ernesto.- son los dueños del bar
del parque, como si fuéramos familia y es el sitio donde siempre nos juntamos y
desde aquel día, pues Claudio antes de ir a trabajar pues pasa siempre a
tomarse algo con nosotros.
Jesús.- se me olvidaba, otra
cosa; me han dicho en la asociación que
ha llamado el director del colegio donde va Jaime solicitando una charla.
¿Sabéis algo?
Laura.- es verdad, se me había
olvidado, le dijimos que la hiciera unas madres y yo; que
preguntase por el doctor Hernández, pero
ya ni me acordaba
Jesús.- creo que ya sé que madres son, estuvieron en
una charla hace poco con sus hijas, así que cuando saque algo de tiempo se la
confirmo, que últimamente ando yo muy liado
Ernesto.- pues una de ellas preparó
una en el patio que casi salimos a hombros
Claudia.- esto no me lo pierdo,
cuenta, cuenta.
Laura empezó a contarle todo
lo sucedido en el patio, la reunión del día siguiente en el despacho del
director y la tertulia de las tres madres con Patri a la hora del café.
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