domingo, 12 de marzo de 2023

Gorras en el armario 023

  


       Una tarde mientras estaban en el parque, pasados ya quince días, Jaime se rascó la cabeza y sintió como en sus dedos se había quedado cabello atrapado.

     Ya llevaban unos días que tanto su madre al peinarlo como él,  sin decir nada, se habían dado cuenta, pero no en la calle.     No pudo disimilar su cara de susto.

Adry.- ¿Qué te pasa?

Jaime.- mira, cógeme el pelo

Inma.- pero ¿te estás poniendo blanco? Voy a avisar a tu madre

  -Adry miró su mano, estaba llena de cabellos rubios-

Laura.- ¿Qué pasa? ¿Te estás mareando?

Jaime.- no mamá, que se está despegando el pelo sin remedio
     -se tapó la cara con sus manos y se puso a llorar-

Inma.- pero no llores por eso, con pelo o sin él, sabes que puedes contar con nosotras.

           Una tremenda ira invadió su corazón, levantó la cabeza y  contestó gritando:

Jaime.- ¡DEJARME EN PAZ! ¡SE OS TENÍA QUE CAER A VOSOTRAS!

       -Las dos se pusieron a llorar sin saber que contestar-

Laura.- ¡TE PARECERÁ MUY BONITO! ¡Que nunca vuelva yo a oírte hablar así!

Jaime.- perdón, perdón, no sé lo que me ha pasado

  -Los cuatro se fundieron en un abrazo arrodillados en el suelo-

Laura.- bueno mañana o pasado lo veréis distinto, pero me gustaría que lo sigáis queriendo igual

Inma.- seguiremos siendo los tres mosqueteros

Adry.- todos para uno y uno para todos

 

-         Laura tras permanecer un rato sentada en el suelo pensativa, se levantó y cogió de la mano a Jaime.

Laura.- nos vamos

Inma.- ¿se ha enfadado?

Laura.- no mi niña, tranquilas, nos vamos a comprar una gorra chula

Adry.- ¿quiere que vayamos nosotras? ¿Podíamos pedir permiso?

Laura.- no, vosotras ahora tenéis que ir a casa a hacer los deberes.

Jaime.- hasta mañana y gracias por perdonarme.

Adry.- pues hasta mañana

Inma.- que sea chula ¡eh!

 

        Fueron hasta la tienda a recoger a Ernesto y pedirle a D. Ramón que hoy saliese papá antes para hacer unas compras.      (Allí gorras modernas no tenían)

     De allí a una tienda cercana de deportes, para elegir lo más bonito que tuviesen;     había mucho donde elegir y por comprar dos, la señora de la tienda les regaló otra que tenía una “J” bordada sobre la visera.

      Llegaron al bar y al momento apareció Claudio como todas las tardes.

Laura.- ¿te puedo pedir un favor Raúl?

Raúl.- pues claro, lo que quieras

Laura.- cierra el bar y vamos los seis a mi casa

Claudio.- ¿pasa algo?

Laura.- nada que no tenga que pasar

Ernesto.- la jefa siempre tiene razón y lo que no tiene solución, mejor no hacerlo esperar

     Cerraron y los seis en silencio caminaron hasta allí.

         En la cocina hablaron un rato (la pena, no les haría no ver la realidad).       Se tiraron fotos abrazados entre ellos; poco a poco Laura iba asumiendo la atrocidad que iba a realizar, pero juntos, apoyándose unos en los otros seguían  bromeando para que de vez en cuando saliese una sonrisa de sus ojos llorosos.

      Mientras el resto miraba a Jaime sentado en la silla con una toalla cubriéndole la espalda, Laura se ponía por detrás y cerraba los ojos con rabia mientras pegaba ese primer tijeretazo en aquellos preciosos tirabuzones rubios.

             La emoción escondida entre los puños apretados hacía más fuerte la debilidad contenida;  los trasquilones no tenían importancia en aquella pequeña cabeza que ya empezaba a afeitar  Ernesto con mucho cuidado.

         Mientras, Claudio tenía sus ojos puestos en los mechones que alfombraban el suelo; ondulaciones de color oro que lo llevaban al mar de dudas del pasado.

   Un espejo frente  Jaime, le mostraba su nueva imagen y su sonrisa iluminaba los azulejos de la cocina al probarse aquella gorra puesta con la visera hacia atrás.

               Estaba guapísimo, raro, pero guapísimo, un paso más dado en ese camino, una batalla ganada con orgullo y valentía, un antes y un después inmortalizado en sus mentes y en el rollo de película de aquella simple cámara de fotos.

    Esa noche se les olvidó que había que cenar, sentados allí, contaron chistes e historias que poco tenían que ver con el día a día, antes de irse a dormir y adentrarse en el mundo de los sueños.

    Al día siguiente Jaime prefirió no ir al cole, tenía que interiorizar su nueva imagen, así que a las cinco irían al bar y Laura se acercaría a por Inma y Adry al parque.

            Pediría permisos a sus abuelos para llevarlas  un momento y en secreto pasarían un ratito juntos.

    -Al entrar y verlo-….

Adry.- ¿qué has hecho?

Inma.- la gorra está chula

Jaime.- cosas de mi madre

Inma.- ¿te la puedes quitar un momento?

Jaime.- no sé

Adry.- venga, quítatela

     -miró a su alrededor, nadie más había en el bar, así que se la quitó-

Inma.- pues estás chulo

Adry.- se te ve distinto, pero tampoco es como para no ir al parque ¿de qué te quieres esconder?

Jaime.- si no me quiero esconder, pero me da vergüenza de que me miren todos

Inma.- tú sin prisas,  que nosotras vamos a estar ahí y el resto para qué, si nunca han estado.

Adry.- y el que mire, ya se cansará o se acostumbrará y dejará de darle importancia.

Jaime.- bueno mañana voy o no a clase, depende

Adry.- si quieres vas, si no te apetece pues nos vemos en el parque y si no, pues que nos vaya a buscar tu madre y venimos

Inma.- puedes copiar nuestros deberes en tu cuaderno y los hacemos juntos

Jaime.- pues una buena idea, mis padres tienen que ir a hablar con el maestro, para que sepa porqué falto a clase

Inma.- a nosotras nos ha preguntado, pero hemos dicho que no sabíamos nada

Adry.- así no podemos seguir, ni que tú hubieses hecho algo malo

Inma.- tiene razón Adry,     ¿porqué no vamos a jugar un poco al parque?

Jaime.- ¿y si me ve tu abuela?

Adry.- que venga tu madre con nosotros y se lo explique

Inma.- y ¿si te ven los demás?

Jaime.- a mí los demás no me importan, bueno sí, pero no quiero que tú dejes de jugar con nosotros

Inma.- Laura ¿podemos ir al parque?

Laura.- claro

Inma.- pero tiene que hablar con mi abuela, para que me deje jugar con Jaime

Laura.- tú tranquila que ya me encargo yo de hablar con ella y hacerle entender, o lo intento

Inma.- sí porque es más rara

   -cuando llegan todos los ojos se clavan en Jaime, como si fuera un bicho raro-

Laura.- ni se te ocurra bajar la cabeza o que se note que le das importancia a sus miradas

Adry.- vamos, la sonrisa en la cara y adelante

Inma.- bufff, vaya cara está poniendo mi abuela

Laura.- vosotros a vuestro sitio de siempre, que ya me acerco yo

   -las dos de pie (Laura y la abuela de Inma) charlaban de lo que pasaba; poco a poco la cara de la abuela parecía estar más conforme y asentía de vez en cuando a las explicaciones de Laura-

     - las dos se aproximaron a los pequeños que estaban sentados en el suelo-

Laura.- bueno, todo arreglado

Abuela.- perdona hijo, pero los viejos somos así.  

        Tenemos miedo de todo, pero solo lo hacemos por nuestros pequeños.

Jaime.- gracias señora

Abuela.- ¿me dejas que te de un beso?

     -Jaime se puso de pie para dárselo y tras él su nieta y Adry para abrazarla los tres-

Laura.- venga ahora a seguir con las cosas de siempre y después aunque solo sea, una vuelta al parque.

 

 

 

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario