A las ocho y media de la mañana
sonaba el timbre de la puerta, era Paula, tenía el coche aparcado abajo y venía
a recoger a Jaime. – Bajaron enseguida-
Paula.- me pilla de camino y no
hace bueno para ir a pie
Laura.- bueno, pero yo voy
también
Paula.- me parece bien, pero yo creo que después de desayunar allí lo
único que haces es aburrirte
Laura.- quiero hablar con
Virtudes a ver a qué hora puedo ir a recogerlo, dice que se quiere quedar
Paula.- estupendo, hacen
bastantes actividades y el relacionarse entre ellos viene bien.
Laura.- pues esta mañana ya hace
frío se van notando los días que se aproximan al invierno.
Paula.- ¿y esa gorra tan chula?
Jaime.- me la compro mi madre y
tengo otras dos
Paula.- vaya suerte, así te
puedes cambiar; yo me iba a comprar otro sombrero, pero con el frío que viene
estoy pensando en un gorro de lana.
-Según entraron al
hospital Laura se quedó parada riéndose-
Jaime.- ¿de qué te ríes?
Laura.- ¿cómo andamos de tiempo
Paula?
Paula.- sobrados, seguro que
somos los primeros
Laura.- vamos a hacer una cosa
Paula.- me parece que tu madre
tiene peores ideas que yo, tiene cara de pilla
-Jaime se encogió de hombros
sin saber que decir-
Laura.- nos lo vamos a pasar a lo
grande
Paula.- pero dónde vamos
Laura.- venir, venir
-allí al fondo estaban los montacargas donde
subían y bajaban las camas-
-Las puertas metálicas se abrieron solas
hacia los lados y la cara de Jaime se iluminó de asombro-
Jaime.- vaya grande que es
Laura.- ¿quieres que lo probemos?
Jaime.- ¡sí!
Paula.- vamos adentro
Laura.- cuando fuimos al doctor
monto por primera vez y el otro día nos colamos en uno de los edificios nuevos
con dos amigas suyas
Jaime.- y subimos hasta el nueve
Paula.- ja, ja, me parece que me voy a llevar bien
con tu madre, pero a esta hora empieza a haber trajín de camas para rayos y
otras pruebas, así que solo una vez
Jaime.- pero más tarde podemos
venir todos, hay mucho sitio
Laura.- pero tú callado, deja que
Paula lo organice
-
Subieron y volvieron a bajar.
Cuando llegaron al sótano, recorrieron unos pasillos hasta llegar a su
destino; allí, solo Fernando revisando
el historial de citas.
Fernando.- Bueno ya tenemos aquí al
primero
Paula.- buenos días larguirucho
Laura.- buenos días
Fernando.- y tú qué ¿no dices nada?
Jaime.- buenos días
Fernando.- me pensaba que te había
comido la lengua un gato
Jaime.- ¿me vas a poner ya la
aguja?
Fernando.- espera a que lleguen y
así me evito viajes al laboratorio
Paula.- la hora que es, ya no
pueden tardar
-
Efectivamente los cuatro se aproximaban con paso firme desde las
escaleras-
Isabel.- pero que chula
Alejandro.- la gorra queda más guay
con la visera hacia atrás
Amalia.- di que no, que estos no
tienen ni idea
Lorenzo.- tú sí que no tienes ni
idea
Paula.- que se la ponga, como más
le guste a él
Jaime.- a mí me gusta así
Fernando.- dejaros de modas y pasar
por aquí todos que se nos hace tarde y luego la bronca me la llevo yo
-
Los cinco fueron hasta una pequeña habitación a que el enfermero les
pusiese la vía y les extrajese un poco de sangre-
Laura.- Paula ¿tú no vas?
Paula.- no, hoy no me toca
Laura.- ¿entonces?
Paula.- yo vengo todos los martes
con ellos, son muchos más que iréis conociendo poco a poco y yo casi siempre
estoy a su lado, hace tiempo que son mis niños y niñas, unos van viniendo y
otros por suerte van marchando, pero yo sigo aquí repitiendo el proceso una y
otra vez hasta que sea necesario
Laura.- ¿y te queda mucho?
Paula.- pues no lo sé, pero ya me
da igual; pasé por la quimio, luego por la radio, después una operación, luego
dijeron que mejor de nuevo a quimio y mañana pues yo que sé, lo que sea
conveniente
Laura.- estarás harta
Paula.- harta es poco decir, pero
mis hijas son mayores y están lejos y aquí he encontrado una nueva familia y numerosa
Laura.- ¿y tú marido?
Paula.- mira de ese no me hagas
hablar que discutimos
Laura.- perdona, no era mi
intención
Paula.-no te preocupes, es que
solo de pensar en él me hierve la sangre
Laura.- ¿vives tú sola?
Paula.- sí y muy a gusto, mis
hijas tienen su vida y la verdad es que nunca me gustó que nadie controlase lo
que hago o dejo de hacer.
Al principio venían a cuidarme
por meses y eso era un agobio, no podía hacer nada; todo el día tenía que estar controlada, así
que les dije que podían venir cuando quisiesen, pero en mi vida solo mando yo y
si me apetece salir salgo y si no me apetece, ese día me quedo en casa.
Laura.- lo harían por tu bien
Paula.- no son mayores e
independientes, pues a mandar a su casa
Laura.- mira ya vienen las
fieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario