lunes, 20 de marzo de 2023

Gorras en el armario 027

 


A  las ocho y media de la mañana sonaba el timbre de la puerta, era Paula, tenía el coche aparcado abajo y venía a recoger a Jaime.       – Bajaron enseguida-

 

Paula.- me pilla de camino y no hace bueno para ir a pie

Laura.- bueno, pero yo voy también

Paula.- me parece bien,  pero yo creo que después de desayunar allí lo único que haces es aburrirte

Laura.- quiero hablar con Virtudes a ver a qué hora puedo ir a recogerlo, dice que se quiere quedar

Paula.- estupendo, hacen bastantes actividades y el relacionarse entre ellos viene bien.

Laura.- pues esta mañana ya hace frío se van notando los días que se aproximan al invierno.

Paula.-  ¿y esa gorra tan chula?

Jaime.- me la compro mi madre y tengo otras dos

Paula.- vaya suerte, así te puedes cambiar; yo me iba a comprar otro sombrero, pero con el frío que viene estoy pensando en un gorro de lana.

 

       -Según entraron al hospital Laura se quedó parada riéndose-

Jaime.- ¿de qué te ríes?

Laura.- ¿cómo andamos de tiempo Paula?

Paula.- sobrados, seguro que somos los primeros

Laura.- vamos a hacer una cosa

Paula.- me parece que tu madre tiene peores ideas que yo, tiene cara de pilla

    -Jaime se encogió de hombros sin saber que decir-

Laura.- nos lo vamos a pasar a lo grande

Paula.- pero dónde vamos

Laura.- venir, venir

        -allí al fondo estaban los montacargas donde subían y bajaban las camas-  

    -Las puertas metálicas se abrieron solas hacia los lados y la cara de Jaime se iluminó de asombro-

Jaime.- vaya grande que es

Laura.- ¿quieres que lo probemos?

Jaime.- ¡sí!

Paula.- vamos adentro

Laura.- cuando fuimos al doctor monto por primera vez y el otro día nos colamos en uno de los edificios nuevos con dos amigas suyas

Jaime.- y subimos hasta el nueve

Paula.-  ja, ja, me parece que me voy a llevar bien con tu madre, pero a esta hora empieza a haber trajín de camas para rayos y otras pruebas, así que solo una vez

Jaime.- pero más tarde podemos venir todos, hay mucho sitio

Laura.- pero tú callado, deja que Paula lo organice 

 

-         Subieron y volvieron a bajar.  Cuando llegaron al sótano, recorrieron unos pasillos hasta llegar a su destino;  allí, solo Fernando revisando el historial de citas.

Fernando.- Bueno ya tenemos aquí al primero

Paula.- buenos días larguirucho

Laura.- buenos días

Fernando.- y tú qué ¿no dices nada?

Jaime.- buenos días

Fernando.- me pensaba que te había comido la lengua un gato

Jaime.- ¿me vas a poner ya la aguja?

Fernando.- espera a que lleguen y así me evito viajes al laboratorio

Paula.- la hora que es, ya no pueden tardar

-         Efectivamente los cuatro se aproximaban con paso firme desde las escaleras-

Isabel.- pero que chula

Alejandro.- la gorra queda más guay con la visera hacia atrás

Amalia.- di que no, que estos no tienen ni idea

Lorenzo.- tú sí que no tienes ni idea

Paula.- que se la ponga, como más le guste a él

Jaime.- a mí me gusta así

Fernando.- dejaros de modas y pasar por aquí todos que se nos hace tarde y luego la bronca me la llevo yo

-         Los cinco fueron hasta una pequeña habitación a que el enfermero les pusiese la vía y les extrajese un poco de sangre-

Laura.- Paula ¿tú no vas?

Paula.- no, hoy no me toca

Laura.- ¿entonces?

Paula.- yo vengo todos los martes con ellos, son muchos más que iréis conociendo poco a poco y yo casi siempre estoy a su lado, hace tiempo que son mis niños y niñas, unos van viniendo y otros por suerte van marchando, pero yo sigo aquí repitiendo el proceso una y otra vez hasta que sea necesario

Laura.- ¿y te queda mucho?

Paula.- pues no lo sé, pero ya me da igual; pasé por la quimio, luego por la radio, después una operación, luego dijeron que mejor de nuevo a quimio y mañana pues yo que sé, lo que sea conveniente

Laura.- estarás harta

Paula.- harta es poco decir, pero mis hijas son mayores y están lejos y aquí he encontrado una nueva familia y numerosa

Laura.- ¿y tú marido?

Paula.- mira de ese no me hagas hablar que discutimos

Laura.- perdona, no era mi intención

Paula.-no te preocupes, es que solo de pensar en él me hierve la sangre

Laura.- ¿vives tú sola?

Paula.- sí y muy a gusto, mis hijas tienen su vida y la verdad es que nunca me gustó que nadie controlase lo que hago o dejo de hacer.

  Al principio venían a cuidarme por meses y eso era un agobio, no podía hacer nada;  todo el día tenía que estar controlada, así que les dije que podían venir cuando quisiesen, pero en mi vida solo mando yo y si me apetece salir salgo y si no me apetece, ese día me quedo en casa.

Laura.- lo harían por tu bien

Paula.- no son mayores e independientes, pues a mandar a su casa

Laura.- mira ya vienen las fieras.

 


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