Como entretela a tu chaqueta
para estar junto a tu pecho
sintiendo tu corazón.
Te acaricié y di abrigo
en esas tardes de otoño
acompañadas de sinrazón.
Cuando el invierno llegó,
te abracé desesperada
para no dejarte ir.
Yo te acaricié las canas,
supliqué estar a tu lado
a la hora de partir.
Durmiendo en la soledad
de una percha del armario
el alma se me desgarra.
Por coserme a la entretela
de una chaqueta de lana.
Que de tanto que la usaste
ya se ha quedado olvidada.
Cómo te iban a enterrar
con la ropa más gastada.
Aún puedo oír tu latido.
Siento el calor de tu pecho
Con que poco me conformo.
Te fuiste, sin decir nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario