En
el paseo de por la tarde Paco había quedado en el bar, había más jaleo y a la
hora del café no podía cerrar. Juan y
Milagros seguían hablando del bisabuelo y de ungüentos raros que hacía para
curar a los animales con plantas que el mismo sembraba.
-Los dos se miraron sonriendo- En sus sillas, callados, aquellos de nuevo
“jovenzuelos” iban cogidos de la mano, mirando al frente.
-- a saber que recuerdos les traía
aquel paseo--
Una pareja se acercaba, eran Jesús y su mujer, que ya habían terminado
de recoger lo que el día anterior quedó de cualquier manera.
Carmen.-
muy buena tarde don Juan y señorita Milagros
Forastero.-
te das cuenta, esta gente no tiene remedio
Jesús.-
pues ya hemos terminado en la tierra de doña Sagrario, usted dirá que hay que
hacer y cuando empezamos
--- el señor Cosme que sabía de sus
intenciones se empezó a reír—
Forastero.-
mañana a primera hora en mi casa y si me volvéis a llamar señor o don, quedas
despedido
Carmen.-
pues al amanecer estamos allí, que ahora vamos a casa a ver qué tal pasó el día
el muchacho
Milagros.-
al medio día me mando doña Sagrario a buscarlo, ha comido con nosotros en casa
y luego se bajó, que tenía que hacer deberes
Jesús.-
¿a hacer los deberes? Este niño no está
bien, vamos Carmen no sea que le pase algo
A la mañana siguiente cuando
empezaba a clarear, Jesús junto a Carmen llamaban a la puerta del forastero
Forastero.-
¿pero donde vais tan temprano?
Jesús.-
a trabajar
Forastero.-
bueno entrar, esperaremos a Anselmo que traiga la leche, desayunamos y luego
vamos a lo que he pensado
---Según entraron, Carmen se echo las
manos a la cabeza---
Carmen.-
¿Pero qué es esto? Si está todo manga por hombro; ainsss que desastre de hombres.
En
lo que llagaba la leche, se hervía y preparaban
el desayuno Carmen se dedicó a retirar trastes que iba tirando sin
miramientos por la ventana del patio
Forastero.-
que me vas a dejar sin nada
Carmen.-
¿sin nada? Sin huesos te tenía que
dejar
Forastero.-
bueno ahora a trabajar. Entre los dos vamos a quitar las pierdas de la
cueva de la llorona
Jesús.-
¿entre los dos solos?
Forastero.-
sí, tú y yo
Jesús.-
¿Y con esa ropa piensas ir a trabajar? Vamos
por mi casa y te dejo ropa mía para trabajo, me parece una tontería lo que
piensas hacer, pero por lo menos no jodas la ropa nueva.
-Ya
en la llorona se pusieron los tres a retirar las primeras piedras.
Carmen.-
quieto, quieto –gritó desesperada— Este hombre se nos rompe a la mitad en el
segundo intento. ¡Quita de ahí! Vaya forma de coger las piedras, mira aprende.
--- Jesús miraba sin decir nada que
pudiese ofender---
Forastero.-
que esa piedra en muy grande, Carmen que te vas hacer daño
Carmen.-
¿daño? Estos de la capital. Mira, me voy a ir porque me estoy poniendo del
hígado. Dame las llaves de tu casa y
mañana pasas por la tienda a pagar, que voy a necesitar una caja de botellas de
lejía para dejar aquello decente. Hombres...
Forastero.-
Menudo genio tiene tu mujer
Jesús.-
no te moleste pero tiene razón, tú has trabajado poco y menos quitando piedras
Forastero.-
poco no, nunca
Jesús.-
pues habrá que echar la mañana enseñándote, si no quieres mancarte y estar unos
días en cama
-- Llegó el medio día—
Forastero.-
bueno es hora de ir a comer, luego doy el paseo a los abuelos y ya volvemos
Jesús.-
ah, pero que dejamos de trabajar para comer en casa y luego nos echamos la
siesta y ya de puestos nos tomamos un café y jugamos una partida antes de
volver a echar un vistazo y dejarlo para el día siguiente, porque ya, se nos hace de noche.
Forastero.-
que dices…
Jesús.-
¿tu cuanto tiempo quieres estemos para abrir esta cueva un año o dos?
Forastero.-
no sé ¿pero tanto vamos a tardar?
Jesús.-
los dos solos y con tus horarios, dos años o tres, depende de los días que
llueva
Forastero.-
bueno, bueno, entonces no se come
Jesús.-
buffff, déjalo, vete a comer que yo mi comida ya me la traje en el talego
Forastero.-
¿y te quedas tú solo?
Jesús.-
yo creo que voy a estar mejor; marcha porque será la única manera de que esto
avance
Llegó al bar con la ropa de trabajo y les
explicó todo lo ocurrido, de cómo se había puesto Carmen hecha una fiera porque
le dijo que no cogiese una piedra que era grande, que cuando dijo de que
volvían al tajo después del paseo, Jesús lo había mandado a comer para que al
menos no estorbase y que le había dicho que seguro tardarían dos años si no
llovía.
--Con la mano tapándose la boca, los dos no podían parar de reírse. Juan todo serio seguía pensando porqué se
habían puesto de tan mal humor--
Por
el pueblo ya corría la noticia de que el forastero había puesto a jornal a
Jesús, pero aún no tenían claro para que trabajo.
En la solana, mayores y no tan mayores se
juntaban a charlar cuando no había trabajo.
Andrés.-
¿ese que hay allí no es el zocato?
Fermín.-
si parece
Andrés.-
yo diría que está quitando el montón de piedras
Ramón.-
lo mismo la ha mandado el forastero hacer alguna tapia y allí hay piedras
buenas
Andrés.-
puede ser. Luego en el bar nos enteraremos
Al momento uno de ellos llamaba a la puerta
del secretario para contarle lo que habían visto, porque aquellas piedras
estaban en terreno del ayuntamiento.
Matías no perdía tiempo en ponerse los
zapatos e ir a casa del alcalde.
Matías.-
señor alcalde, tengo que hablar con usted.
Braulio.-
pase, pase, Matías
Matías.-
el otro día el forastero vino al ayuntamiento a preguntar por algo que pudiera
pertenecer en su día a la familia de los Marrajos. Recuerda que donde yo me hice la casa debía
ser de alguien que marchó hace mucho tiempo.
Braulio.-
si claro, pero ni constaba nada en ningún sitio, de aquellas cuatro paredes
Matías.-
pero creo que era de unos que tenían una cueva para guardar el vino, esa que
siempre hemos conocido enroñada al lado de lo que llamábamos la llorona
Braulio.-
aquello lleva abandonado desde antes de que naciéramos
Matías.-
pues por lo que me han contado, el
zocato está quitando de allí piedras por orden del forastero y yo dándole
vueltas pienso que allí hay algo enterrado de gran valor.
Braulio.-
por lo que yo oí a los viejos contar, aquella familia eran unos muertos de
hambre que se fueron porque siempre la andaban preparando y robando, hasta que
un día tuvieron que salir por pies.
Matías.-
¿pero no le resulta extraño? Después de tanto tiempo, de pronto viene un
forastero que parece no andar mal de dinero (mire las dos sillas de ruedas que
ha comprado para los viejos sin motivo aparente) ahora pone a un hombre a
jornal para quitar las piedras que taponan la entrada. No tiene ninguna explicación, allí hay algo
y si hay algo es el pueblo.
Braulio.-
mañana por la mañana nos acercamos hasta allí y vemos que trama.
La mujer del alcalde que escuchaba con
atención la conversación desde la habitación de al lado, enseguida, en cuanto
que se fue Matías, fue hacer el
recorrido por las casas de sus más
íntimas.
---Unas a otras, de casa en casa se
fue extendiendo la noticia—
Rufina.-
el secretario le ha dicho a mi marido que en una cueva hay algo escondido
Ángela.-
me ha dicho Rufina que el forastero ha venido al pueblo a buscar un tesoro
Francisca.-
hay un tesoro escondido en el pueblo y se lo quieren quedar entre el forastero
y el zocato
-- De boca en boca, de un ovillo se hizo una manta—
Artemisa.-
mañana por la mañana te vas allí a quitar piedras, no nos quedemos sin nada --le insistía a su marido— que siempre llegas el último a todo
Pedro.-
pero yo no estoy a jornal con el forastero, que trabaje el que cobra
Artemisa.-
pareces tonto y qué más da, el tesoro es de quien lo encuentre; siempre
piensas a lo pobre y así nos va
Una
situación familiar parecida ocurría en cada casa.
Al anochecer en el bar todos cuchicheaban
entre sí.
Paco era muy amigo del forastero y no podían
fiarse de él; seguro que lo sabía hace
tiempo y lo tenían bien callado, al igual que Nazario; si
no, de que comprar dos sillas para esos ancianos.
La trama se enreda
ResponderEliminarQue buscará este hombre???
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