domingo, 3 de julio de 2022

Tú y Yo. Yo y Tú.

 


Tú y yo, Yo y tú.

Pálida o moreno.

Hombre frente a mujer.

Creyente abnegado o  ateo resignado.

Rico en ostentación, tal vez,  pobre en los bolsillos.

 

Yo y Tú, Tú y Yo.

Nacimos de un vientre materno, en algún lugar que no importa.

Crecimos rodeados de ideolologías baratas.

Pusimos nombres a las clases y números en un papel.

Trazamos líneas divisorias forradas con alambre.

Culpamos al mar o la montaña, para justificar el aquí o el allá.

 

Tú y Yo, Yo y Tú.

Tenemos conciencia del bien y el mal.

Creemos en la paz y pretendemos conseguirla luchando.

Creemos en la igualdad, pero a veces nuestro ego, nos hace sentir superiores.

Lloramos cuando nos invade la tristeza o el dolor.

Reímos por cosas absurdas a las que etiquetamos como felicidad.

Nos afligimos con la partida de un ser querido que en paz descansa y celebramos la llegada de un nuevo miembro a la familia con su incierto futuro.

No aprobamos la mentira, pero ocultamos la verdad.

Divulgamos sueños y  escondemos miedos.

Dejamos que los demás alimenten nuestros odios en vez de tender la mano a lo desconocido.

Quizás no somos tan diferentes, tan solo somos distintos porque así nos han enseñado a vernos.

Tampoco iguales, gracias a que cada una, somos únicas e irrepetibles.

Asumimos que la creencia en un Dios, nos da derecho a ponerle nombre y que para creer en lo abstracto es necesario renunciar a lo certero.

Idolatramos la vida, cuando lo único cierto es la muerte.

Intentamos Pensar sensatamente y queremos con el corazón, reduciendo la inmensidad altruista y limpia de la palabra amor a un concepto absurdo, limitado, egoísta y posesivo.

 

Yo y Tú, Tú y Yo.

Nos reconfortamos con un simple abrazo y nos decepcionamos por una traición.

Imploramos Cariño y dejamos marchitar los besos.

Pregonamos en lindos colores, pero actuamos en blanco y negro.

Miramos el universo sin observar nuestras huellas.

Pretendemos que nos estrechen la mano y no se nos ocurre sacar la nuestra del bolsillo.

Siempre tenemos claro que hay que hacer mañana, lo que pudimos hacer ayer, olvidándonos de que el hoy existe.

A la hora de la muerte los dos quedaremos libres de nuestras diferencias y pasado un tiempo seremos inexorablemente esclavos del olvido.

 


10 comentarios:

  1. Una gran verdad. Bravo maese. 👏 👏 👏 👏

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  2. Emocionante y emotivo escrito.

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  3. El color de la piel no importa, el como es uno como persona no siempre agrada a los demás, pero. Así soy y así seré hasta que muera. Me inculcaron "respetar" y ser "respetada". Cuando así no sucede y ocurre lo segundo, simplemente me "hago a un lado", sin dar explicación ninguna. Me encantó el texto que invita a la Reflexión. Jossita V.V.

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  4. Excelentes letras. Muy significativas y con mucha certeza. Creo que el mundo sería diferente si supiéramos respetar la diversidad y las diferencias . Es muy dificil lograrlo en estas sociedades donde existe la discriminación por diferentes circunstancias. Pero siempre está esperanza de que sea factible màs temprano que tarde. Abrazo grande amigo.

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    1. Sacaremos un pie y meteremos el otro,,, es cuestión de neuronas, o de falta de ellas.

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