sábado, 25 de junio de 2022

Ni una más

 

      Pupilas que se dilatan

mirando en la oscuridad.

     Los llantos enmudecidos

que ya no piden piedad.

 

Manos frías que no tiemblan

     apoyadas en el suelo,

       el miedo cortó sus alas

         para impedirles el vuelo.

 

Lagrimas en la mejilla,

     reseca duerme su sal.

Los labios ya no susurran

        hablando a la soledad.

 

          El penar se ha terminado.

    Ya no le duelen los golpes

en el cuerpo lastimado.

         Ni una más en la pared,

            antes del último aliento,

               sus dedos, han dibujado.








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